Uno de los olvidos más graves que podemos cometer en cada verano es no cuidar nuestra piel .A veces tomar sol se vuelve irresistible y no tenemos en cuenta el daño que puede causar.
Cuidar la piel en todo momento
El sol en exceso, sin protección de nuestra piel puede tener severas consecuencias en nuestra salud. La más grave es el cáncer de piel ya que puede tener distintas manifestaciones, pues existen diversos tipos.
El cáncer más frecuente es el carcinoma basocelular. Este se manifiesta como una pequeña formación elevada de la piel. Suele presentar poco color, como si fuese una gotita de cera. Habitualmente se localiza en cara, cuero cabelludo y cuello, o en cualquier zona que esté expuesta al sol.
Otras lesiones que pueden aparecer son pequeñas úlceras, lastimaduras que no curan y reaparecen o lesiones con aspecto escamoso, seco o que tienden a crecer, como las verrugas.
Otra lesión que debe llamarnos la atención es aquella que tienen cambio de color, tamaño o forma ya que corren el riesgo de ser un melanoma, que es el cáncer más peligroso ya que tiene la posibilidad de diseminarse hacia otras zonas del organismo.
Cuidarnos durante el verano
Debemos disfrutar nuestras vacaciones a pleno. Lo que aconsejamos desde nuestro lugar es hacerlo responsablemente, sin hacerse daño. Debemos darnos la posibilidad de vacacionar todos los años y que nuestra salud lo permita. Para ello, no debemos exponernos al sol de manera innecesaria.
No busquemos el bronceado. Este es un mecanismo de defensa cuando la piel se daña por el sol. Lo que creemos que es una ganancia estética es nada más y nada menos que nuestras defensas actuando contra un ataque de las quemaduras de los rayos del sol. De 11 a 17 es cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
La ropa nos protege efectivamente del sol. Se aconseja el uso de prendas claras y livianas, sombrero y anteojos de sol con protección UV. Además, es necesario aplicar protector solar con un factor de protección mayor a 30, repitiendo cada dos horas en caso de prolongar la exposición, luego del contacto con agua o de una gran sudoración.
Los bebés menores de 6 meses no deben ser expuestos al sol ya que su piel es muy sensible. En caso de tener que exponerlos, se recomienda el uso de protector factor 50 acompañado de ropa con protección UV y sombrero.
La hidratación permanente, con 8 vasos de agua diarios y una correcta alimentación, son fundamentales para mantener nuestra piel en óptimas condiciones.
Lunares y manchas, una señal de alerta
El autoexamen es importante para determinar si una lesión sospechosa puede ser un melanoma -uno de los tumores malignos más agresivos-. Se recomienda observar las siguientes características:
Asimetría: el contorno de la mitad no es igual al otro
Bordes: desiguales, borrosos o irregulares
Color: disparejo con tonalidades que pueden ser negras, café o canela
Diámetro: cambios en el tamaño. Se vuelven más grandes
Evolución: que sobresalgan de la superficie de la piel
Recordá que siempre es necesario realizar un control anual de los lunares con tu dermatólogo de confianza. Ante cualquier cambio o sospecha no dudes en acudir a la consulta para disipar cualquier inconveniente.