Europa conmueve, pero la situación social en Argentina es crítica

Europa conmueve, pero la situación social en Argentina es crítica

Por:Hugo E. Grimaldi (*)

La dramática visualización global de la muerte de Aylan Kurdi no sólo ha calado hondo entre los líderes de Europa, sino que el cuerpito inerte del bebé sirio arrojado por el mar a una playa de Turquía provocó una conmoción adicional en la conciencia de los periodistas. Y no únicamente porque muchos debieron decidir si publicar o no tal o cual fotografía, sino porque desde lo informativo la prensa local tuvo que ponderar también hasta dónde aquella desoladora imagen no contribuía a sacar de foco los graves problemas de la periferia inmediata.

La reflexión viene a cuento, tras la pública admisión que hizo el gobernador de Tucumán, José Alperovich y la ratificación del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, sobre que efectivamente hubo distribución de bolsones de comida a los votantes tucumanos. Lo insólito del caso es que se pegaron un nuevo y evidente tiro en el pie.

Ambos funcionarios se escudaron diciendo que la entrega había sido "de ambas partes" y que eso no aseguraba el voto, pero lo que no pudieron esconder fue que si hay que regalar alimentos a destajo es porque muchos no tienen para comer y que eso ocurre tras lo que se supone son los doce años más espléndidos de la historia argentina, asentados en un proyecto económico que, además, se autodefine como "progresista e inclusivo".

¿En dónde está el drama que golpea más directamente, entonces? ¿Allá entre los que huyen de las guerras asiáticas o de la miseria africana o aquí, en las carencias alimentarias del Norte argentino o en los graves bolsones de pobreza que las estadísticas de la UCA han desnudado hace poco? ¿O es que quizás lo peor se encuentra en el Conurbano bonaerense, donde hay cientos de chicos perforados por las drogas que ni estudian ni trabajan y que observan a sus familias paralizadas por la falta de horizonte? Está claro que muchos padres tuvieron que aceptar los regalos en Tucumán y que muchos otros los van a recibir en dónde se los ofrezcan para que sus propios Aylan no se les escapen "de las manos". Si la vejación que sufren los inmigrantes que buscan en Europa una salida es de por sí dolorosa, cuanto más lo es la de los propios compatriotas desclasados que tienen que aceptar favores oficiales del mismo cuño que aquellas otras dádivas que esgrimían las damas de la beneficencia a quienes, según la liturgia peronista más tradicional, Evita echó de su despacho, tal como hizo Jesús con los mercaderes.

Cómo no va a estar inquieta la Iglesia, entonces y cómo los sacerdotes no van a tocar estos temas en sus misas dominicales, especialmente en la provincia de Buenos Aires, territorio adonde María Eugenia Vidal parece que le está sacando alguna ventaja a Fernández, si los políticos en la Argentina miran para otro lado, mientras los candidatos hablan sólo de macroeconomía, poco y nada de los múltiples problemas de la micro y además, no exponen soluciones urgentes para todas las miserias sociales. En el Frente para la Victoria le endilgan esas prédicas parroquiales a su propia interna, ya saldada en las urnas, entre el jefe de Gabinete y Julián Domínguez, pero lo cierto que quienes conviven con las carencias, sobre todo, no necesitan que el papa Bergoglio les indique desde su balcón de San Pedro qué decirle a los fieles. Ellos lo conocen de memoria y, desde las villas, el mensaje de los curas ya corre como reguero de pólvora por toda la provincia.

Desde el Gobierno están muy preocupados al respecto y ni que decir Daniel Scioli, quien no puede despegar aún en su propio distrito con toda la fuerza que necesita para superar al menos 40% en la general. Esa resistencia es la que ha movilizado al candidato del oficialismo a cambiar algunas fórmulas de campaña, después de un terrible agosto, en donde casi nada le salió bien.

Hubo en estos últimos días, al menos cuatro o cinco cambios bien visibles, algunos propiciados por su propio entorno y otros que empujó el mismo gobernador para intentar, en las siete semanas que faltan para la elección, poner un poco de luz y evitar que, por inacción, se le venga la noche.

En primer término, a pedido de los gobernadores se decidió peronizar la campaña y quitarle vestigios de kirchnerismo, irritativo para muchos. Así, el "Scioli para la Victoria" fue cambiado en algunos afiches por el "Scioli Presidente", aunque en el Congreso del PJ bonaerense en Mar del Plata se mantuvo a la vista de todos el eslogan que tanta urticaria causó cuando se lo presentó en la Casa Rosada como "Zannini para la Victoria".

Fuentes sciolistas hicieron saber que, además, se ha conversado para que el secretario Legal y Técnico aparezca cada vez menos junto al candidato y también para que no haya más dardos presidenciales, aunque dicen que son conscientes que la impronta volcánica de Cristina Kirchner, a veces exacerbada por sus propias ciclotimias, se hace difícil de sofrenar.

Otra cuestión que ha marcado el juego del candidato por aparecer más en el centro de la campaña, es que decidió desmarcarse todo lo posible de la actual política económica, la misma que la Presidenta sigue defendiendo a rajatabla en cada ocasión que puede, tal como ocurrió en el extensísimo discurso de Tecnópolis para repasar cada uno de los que calificó como logros de la industria. En esa línea, es que decidió la presentación formal de Miguel Bein como su asesor-estrella en temas económicos.

No hay entre los colegas de este economista de amplia trayectoria quien dude sobre su capacidad técnica a la hora de alinear las variables que dejará en falsa escuadra el cuasi primitivo diseño de Axel Kicillof para llegar a las elecciones, tarea que la continuidad del kirchnerismo no tiene más remedio que avalar por omisión. Al respecto, ni está claro que ni Scioli ni sus asesores, que dicen que van a hacer tal o cual cosa desde diciembre, hacen nada para rectificar el zafarrancho desde ahora mismo. ¿Por qué no se gana tiempo y se cambia ya lo que se promete variar desde diciembre? Más que hipocresía es imposibilidad política.

Por otro lado, algunos dichos de Bein no han sido de lo más felices y probablemente le hayan dejado al candidato cierto sabor amargo. En un programa de TV, el economista trató a su asesorado de no ser "muy fino" en sus evaluaciones, en el mismo momento en que el gobernador bonaerense apelaba a obviedades manifiestas sobre hechos de la realidad económica.

También esa noche, Bein pareció ningunear a la ministra bonaerense, Silvina Batakis no recordar cómo se llamaba y, por último y más grave aún, valiéndose de un "los argentinos no queremos un Presidente garca" y agregando que Scioli "no" lo es, llamó indirectamente "garcas" a los candidatos opositores y aún, si se lo interpreta en el extremo, a la actual Presidenta. Un verdadero despropósito.

Pero, hay un elemento más que le complica el discurso a muchos kirchneristas, quienes suelen criticar la actual "alianza" entre el PRO, los radicales y la Coalición Cívica, para emparentarla con aquella otra Alianza que explotó por los aires en 2001. De ahora en más, Scioli sobre todo, deberá hacer un poco de silencio al respecto, para no recibir el vuelto, ya que Bein, de extracción radical, fue viceministro de Economía de José Luis Machinea quien, el 31 de diciembre de 1999, impuso la famosa "tablita" impositiva que inhibió el consumo de los sectores de mayor poder adquisitivo y abortó la salida de la recesión. Ya desde lo político-electoral, la mayor preocupación del actual gobernador bonaerense pasa por el corte de boleta, sobre todo en su distrito. Allí, la tira de papel de casi un metro tendrá a la izquierda la opción de Presidente, pero a la derecha la de Intendente. En el Frente para la Victoria temen que haya algunos jefes comunales que han quedado comprometidos que negocien con Macri o Sergio Massa el corte a su favor.

En las PASO, ocurrió que, en muchos lugares, los jefes comunales sacaron más votos que el precandidato a Presidente y como Scioli quería comprobar el alineamiento de todos ellos por ese motivo, pidió el Congreso provincial marplatense para comprometerlos, haciéndole inclusive algunas promesas, más allá de las arengas de los discursos.

En la reunión de este fin de semana estuvo también Fernández, quien presume que está más cómodo a la hora de no sufrir tanto el corte de la boleta, ya que la de Gobernador está casi en el centro de la papeleta, por lo que supone que lo de Vidal es sólo "intención" de voto que luego no se va a verificar en el cuarto oscuro.

Desde el lado del macrismo tampoco son todas rosas a la hora de buscar votos y el candidato opositor ha tenido también que usar la sintonía fina para tratar de sumar a peronistas disconformes. Pero, además, ha comenzado a tener algunos tropiezos de otro tipo, ya que el gobierno nacional lo ha golpeado desde la cadena oficial de medios que, aunque es vasta, carece de volumen y además de credibilidad hacia el público no militante.

Lo cierto es que ha puesto sobre el tapete un eventual pago de favores del gobierno de la Ciudad con contratos a una empresa vinculada al primer candidato a diputado de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, el periodista Fernando Niembro, mientras que utiliza como ariete el accidente que le costó la vida a un adolescente en un edificio en el barrio de Villa Soldati que debería tener mantenimiento de una dependencia gubernamental porteña. Es evidente que la eventual expansión de ambos temas hoy le preocupan al PRO y sus socios.

Tampoco le ha hecho bien a Macri las dilaciones que se han verificado en Tucumán, presuntamente para desgastar al oficialismo, a la hora de solicitar la nulidad de las elecciones a gobernador por las diversas maniobras de fraude denunciadas políticamente y por cuestiones que hacen a la conformación e imparcialidad del Tribunal Electoral en una provincia en la que, como se ha visto, Alperovich acepta alegremente que entrega comida, aunque no para comprar voluntades.

Es todo un gran contrasentido. Aquellas prácticas conservadoras de la Década Infame, con la figura del caudillo, la dependencia de los votantes y el "fraude patriótico" como estandarte, son las mismas que el peronismo fundacional vino a desterrar. Y aunque nunca lo hizo del todo, ahora han recrudecido de la mano de los señores feudales a quienes las nuevas juventudes, menos idealistas y más volcadas a asegurarse pragmáticamente su futuro junto al poder, ya no repelen.

(*) Especial para Mendoza Post