Tinder es una aplicación que busca jugar con los prejuicios. ¿Cómo la usan los jóvenes mendocinos?
Los mendocinos cambian las reglas de Tinder
Para los que no lo saben, Tinder es una aplicación “geosocial” para smartphones que pretende que los usuarios se encuentren con un desconocido que está cerca. La aplicación de probó por primera vez en el campus de la Universidad del Sur de California, Estados Unidos.
El Post entrevistó a usuarios mendocinos de entre 20 y 23 años, que dieron su testimonio anónimo –por lo que se les asignará un nombre ficticio a cada uno-, para averiguar qué uso le dan los mendocinos a esta revolucionaria forma de interactuar.
¿Cómo funciona Tinder?
Se trata de una aplicación que está disponible para sistemas iOS y Android. Al abrirla por primera vez solicita la creación de una cuenta gratuita, para ello podemos utilizar nuestra cuenta de Facebook y la misma foto de perfil o bien seleccionar una nueva, rellenar algunos datos básicos y vas a obtener rápido tu perfil en Tinder.
Una vez que ya hiciste el proceso de registro, solo tenés que buscar personas cercanas. La aplicación se basa en la información de localización para darte a conocer a tus futuros amigos o bien, podés seguir a tus amigos de Facebook que ya tengan su perfil en esta red social.
Es muy fácil utilizar la app: primero Tinder va a detectar de manera automática tu nombre, edad, algunas fotos y datos de tu cuenta de Facebook. Después de crear tu cuenta podrás explorar, buscar y contactar con personas cercanas a tu ubicación. Hay diferentes factores que van a intervenir como son el rango de distancia, la edad, intereses comunes, entre otros y al final la app mostrará una lista de candidatos, así de sencillo.
La idea es que puedas encontrarte con alguien que está cerca tuyo en el momento en que interactuas con la app para conocer gente nueva. Pero los mendocinos cambiaron un poco las reglas del juego.
Concretan pero se cuidan
De los testimonios a los que pudo acceder este diario, los usuarios que se juntaron con alguien que conocieron en Tinder aseguran que primero mantuvieron largas conversaciones. Y los que no lo hicieron adujeron miedo o desinterés por las personas que encontraron disponibles.
María (20): “Me lo bajé porque me lo recomendaron. Me dijeron que era divertido, que conocías pibes. Como no tenía un chonguito presente decidí ver qué onda. Después de hablar un tiempo me terminé juntando”.
Camila (22) tuvo una mala experiencia con la persona con la que se encontró: “El flaco con el que me junté era muy superficial y después de eso me lo cerré”.
Sol (23): “No fue satisfactorio el encuentro, no había química. Me quedé con la mala experiencia y manteniendo solo conversaciones. No tuve mucho éxito. No me copa lo virtual.”
Los demás jóvenes aseguran haber mantenido conversaciones pero no concretaron un encuentro cara a cara con la persona que se ganó su corazoncito virtual.
Sofía (22) afirmó claramente: Me da miedo juntarme.
El mito del sexo
Según los testimonios a los que pudo acceder este medio, los jóvenes mendocinos buscan tener relaciones sexuales a través de esta aplicación. Proponen, luego de conseguir un match, encontrarse en algún lugar cercano para tener un encuentro íntimo. María dijo al respecto: “Yo no lo uso para tener sexo con alguien, lo uso para conocer pibes bien. Pero sí una gran mayoría de los pibes buscan eso”.
Camila agregó: “Muchos te hablan para tener sexo o porque vienen de otros lados, así que me parece un poco difícil encontrar lo que uno busca.”
Pueblo chico, infierno grande
Tinder fue pensado para encontrar personas que estén cerca y que compartan intereses. Entonces, si te encontrás en tu bar favorito y buscás a alguien en la aplicación, probablemente sea alguien que frecuente esos lugares y conozcan a casi las mismas personas.
Al respecto, Juan (23) declaró que: “Yo creo que es una aplicación útil para gente que vive en las grandes ciudades, porque ahí se conocen menos, es más difícil encontrarte con algún conocido. Y tal vez los tabúes de charlar con alguien o hablar con alguien por el atractivo físico no están tan arraigados. Acá tal vez los mendocinos somos más parcos en ese sentido.” Y dijo también que encontró a una chica que conocía de antes en Tinder y desde ahí pudieron seguir en contacto.
Un recurso interesante en este caso es la aparición en esta app de los extranjeros que están de paso en nuestra provincia y buscan conocer gente nueva.
En conclusión
Aunque los usuarios son cada vez más, los mendocinos toman sus recaudos a la hora de juntarse con alguien y lo hacen en lugares públicos. Conversan largamente por Facebook o WhatsApp antes de concretar un encuentro.
En general, el conservadurismo mendocino está abriendo una grieta y por ahí vienen los jóvenes a relacionarse distinto: "Es una cuestión de prejuicios. La gente me re deliraba por tener Tinder. No le veo nada de malo. Lo tomo un pasatiempo", sostiene Sofía.