Están más disgustados incluso que la generación que vivió el período entre guerras mundiales. Los más satisfechos son los que vivieron antes el comunismo.
Los millennials son la generación más insatisfecha con la democracia
Las personas conocidas como "millennials", nacidas entre 1981 y 1996, son la generación más indignada con la democracia, según un estudio de Cambridge.
Ni siquiera la de entreguerras, que abarca desde 1918 hasta 1943, supera ese descontento. "Esta es la primera generación con memoria que representa una mayoría mundial de insatisfechos con la manera en la que la democracia funciona, con edades entre 30 y 20 años", afirma el doctor Roberto Foa, de la prestigiosa universidad inglesa, y que ha colaborado en el informe.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Brasil, México, Sudáfrica y Australia son ejemplos de países democráticos donde se da este fenómeno, en contraste con otros como Alemania, Corea del Sur y varios de Europa del Este que vivieron el comunismo durante la Guerra Fría. En estos últimos, la satisfacción ha crecido.
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Una de las principales razones que contribuyen al escepticismo con el sistema democrático es la desigualdad económica. El Centro para el Futuro de la Democracia de Cambridge ha recopilado los datos de aproximadamente cinco millones de personas de 160 países entre 1973 y 2020.
Además, menciona casos como los de España, Portugal y Grecia, donde, según el informe, se da el fenómeno que califica como "fatiga por la Transición" hacia la democracia que vivieron los tres países hace unas décadas. Esta tendencia muestra cómo los jóvenes que no han vivido aquella época no valoran tanto el significado de lo que supuso establecer un nuevo régimen de libertades como el funcionamiento del mismo. Factores como la corrupción política y el desempleo han dejado en evidencia los fallos de los sistemas democráticos de estos estados, y las nuevas generaciones han reaccionado con más apoyos a partidos que cuestionan el statu quo o populismos.
El artículo de Cambridge reconoce que la definición de populismo es compleja, aunque hace referencia a los tres marcos discursivos en los que la sitúa Benjamin Moffitt, profesor de la Universidad de Estocolmo: "Apelar a 'la gente' contra 'la élite'"; "malas maneras", y crisis, ruptura o amenaza".
¿Amenaza u oportunidad?
La conclusión del estudio refleja que los millennials no solo son los más descontentos actualmente, sino también lo son en comparación con otras generaciones cuando estas comprendían entre los 20 y los 30 años. Además, muestra que la falta de oportunidades como brecha intergeneracional ha marcado este fuerte escepticismo, especialmente en países del primer mundo.
Mientras, en países en vías de desarrollo, los problemas son endémicos, llevando varias décadas incrustados en estas sociedades. Finalmente, la investigación plantea una pregunta: ¿cómo se puede restaurar la fe en la democracia ante el descontento y la movilización populista? A la que responde que hay que fijarse no tanto en la amenaza que representa el populismo como en la oportunidad que se puede encontrar en sus críticas a los fallos del sistema.
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