Gabriela Rangel, es venezolana y dirige el Museo Malba en Buenos Aires. Pero también, era amiga íntima de Silvia Saravia, quien fuera asesinada por su pareja Jorge Neuss, quien luego se suicidó.
Femicidio cometido por Neuss: el asombro de la directora del Malba
Gabriela Rangel, es venezolana y dirige el Museo Malba en Buenos Aires. Pero también, era amiga íntima de Silvia Saravia, quien fuera asesinada por su pareja Jorge Neuss, quien luego se suicidó en la escena del femicidio.
Por eso, y con mucho dolor, la hacedora de la cultura escribió una sentida carta que fue publicada por el diario Clarín, en el cual expresa su bronca, sorpresa e indignación.
"Nunca pensé que una noticia tan inexorable y sórdida como la de un femicidio pudiera estar tan próxima del circulo íntimo que tengo en una ciudad donde conozco pocas personas y cuya vida interior apenas voy descubriendo a paso de oruga en el confinamiento de una pandemia ", comienza la misiva.
Y sigue: "Me veo, de pronto, dentro de la escena de un crimen con la perplejidad de quien descubre los entresijos de Buenos Aires, ciudad donde voy aprendiendo a escuchar los latidos opacos de una urbe amurallada en hábitos, rituales y costumbres. El sábado irrumpió funesto con el parte de guerra de la trágica muerte de una amiga muy querida, Silvia Saravia de Neuss, a quien conocí en Nueva York gracias a mi profesión en el mundo del arte.
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"Con Silvia desarrollé a lo largo de estos años una sólida y bella amistad que superó la década y, sobre todo, pudo eludir varios desencuentros originados por la discrepancia sobre principios que básicamente abarcan los derechos reproductivos. Aún así logramos evitar que nuestros botes se volcaran en las agitadas aguas del río y continuamos viéndonos.
"Silvia, amante de la literatura de Albert Camus y de la ópera, curiosa, jovial, delicada e inteligente mujer que devino parte de un magro grupo de personas con quienes me siento en casa donde quiera que me encuentre, sin tener que explicar demasiado. Si bien nos dejábamos de ver durante meses, con lapsos mucho más estirados en los últimos tiempos, el reencuentro no costaba esfuerzo alguno, sino todo lo contrario, significaba la recompensa de un dialogo diáfano aunque con semitonos y alguna disonancia menor. Recuerdo haberle regalado My Brilliant Friend (La amiga estupenda) de Elena Ferrante como tributo a nuestra cordial diferencia.
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Sobre cómo se enteró afirma: "Al leer la primera nota que apareció sobre su asesinato enviada por un tercero pensé que se trataba de un error, luego quedé desconcertada y al cabo de segundos me sacudió un escalofrío comparable al de la protagonista de un relato de terror cuando se sabe confrontada a una situación dominada por la inquietante extrañeza del unheimlich, es decir "la inmanencia de lo extraño en lo familiar". Minutos mas tarde comencé a recibir un torrente de llamadas y mensajes, y, desde entonces, no he dejado de repasar obsesivamente los detalles de nuestros últimos encuentros. El diablo (y dios) siempre está en los detalles. ¿Por qué no pude ayudarla? ¿Qué dejé de hacer por ella?
"Uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido el tratamiento informativo que se ha dado a la noticia, la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la victima, incidentalmente descrita como un apéndice mudo, adosado a la biografía de un acaudalado marido.
"Esta aproximación automáticamente transforma a Silvia en una mera figura genérica más que en una persona específica con rasgos particulares, cuya vida, por cierto, debemos recordar, ha sido aniquilada por un acto de violencia de género. Ella ha sido caracterizada como una tipología más que una persona: la mujer elegante y pasiva de clase alta asesinada por su marido en un country (donde otra mujer fue asesinada en parecidas circunstancias).
"Pensé en el estudio sobre los femicidios de Ciudad Juárez en el libro La guerra contra las mujeres de Rita Segato , pensé en la impunidad de la muerte de Ana Mendieta, la extraordinaria artista cubana asesinada por su marido, el célebre Carl André, quien fue absuelto de toda responsabilidad penal. André no sólo fue exculpado por el caso Mendieta sino que recientemente se organizó una retrospectiva de su obra en un gran museo.
Ver: Quién era Jorge Neuss, el femicida que se suicidó este sábado
"En aquellos días, un colega varón muy erudito y cosmopolita, hoy apostado en una importante institución, se empeñaba en convencerme de las cualidades poéticas e indudables aportes a la Historia del Arte de André, con ánimo de que acudiera a la inauguración de la muestra. Este mansplaining ha sido una constante a lo largo de mi carrera, solo que la muerte como tributo para la obtención de una victoria de género es una frontera que nunca he estado dispuesta a cruzar.
"Inevitablemente, una sentencia de muerte aún pende sobre centenares de mujeres, quienes dejan de tener rasgos propios para pasar a ser parte integral de una forma extrema y aniquiladora de soberanía masculina. Dichas potenciales víctimas son el elemento sacrificial y por lo tanto descartable de un sistema, no importa el estrato social de pertenencia. Pero a este punto, nada puede restituir la vida a Silvia Saravia", finaliza la sentida carta de su amiga.