La cultura del trabajo está destruida. El argentino del momento es un monumento al mérito y el esfuerzo.
Argentina, el país de la dádiva, o de la meritocracia y "Peque" Schwartzman
El 52 % de la población argentina accede al Ingreso Familiar de Emergencia de 10.000 pesos. Un 55 % son mujeres y de ellas, el 46 % ya cobraba la Asignación Universal Por Hijo. Amplias zonas del país están cerca o ya superaron el 40 % de la pobreza. La cultura del trabajo está destruida. Asistimos por estos días a un debate bastante triste, para que los beneficiarios de algún tipo de plan social no pierdan sus beneficios si trabajasen -por ejemplo- en la cosecha. Como se sabe este problema afecta especialmente a Mendoza, ya que a causa de la pandemia no hay una forma sencilla de traer a nuestra provincia a unas 15.000 personas que se necesitan para levantar la cosecha, desde el damasco hasta las uvas tardías.
Semanas atrás, hubo un debate muy pobre sobre la "meritocracia". El presidente, importantes referentes del kirchnerismo, y hasta el papa Francisco tuvieron expresiones negativas respecto de "hacer méritos" para progresar, versus la solidaridad, la empatía, y otras palabras que tienden a disimular la necesidad de trabajo en un país con desempleo en alza, pobreza e inflación cada vez peor, y últimamente, la toma y usurpación de terrenos como método para hacerse de la vivienda propia, en lugar del ahorro, el crédito, el mérito y el esfuerzo. La pelea de la "meritocracia" encendió la grieta como pocas antes.
Cuando la política pierde el eje, el sentido común, las personas simples, son las que dan un baño de realidad.
El argentino del momento es Diego Schwartzman (28), el "Peque", ese gigante de apenas 1,70 metros que acaba de llegar a la semifinal de uno de los torneos de tenis más importantes del mundo, en Roland Garros, luego de vencer a Domenique Thiem, el número tres del ranking. El joven abanderado del tenis local es un ejemplo de meritocracia.
Los padres de Schwartzman eran pobres de toda pobreza. Su padre vendía artesanías y pulseritas para juntar plata para los torneos. Una vez, vendieron un antiguo Ford Taunus que tenían, bastante desvencijado, para que el chico pudiese viajar a otro certamen.
Hace poco, la página oficial de la ATP publicó un reportaje a Schwarztman:
"Saber por lo que pasó mi familia me enseñó valiosas lecciones sobre la importancia de la familia y me dio una mejor comprensión de cómo ver el panorama general en lo que respecta a los deportes. Pase lo que pase en mi carrera, nada se comparará con lo que mis padres soportaron.
"Pero incluso todo eso palidece en comparación con lo que vivieron mis antepasados. Tengo raíces judías, y mi bisabuelo del lado de mi madre, que vivía en Polonia, fue llevado en un tren a un campo de concentración durante el Holocausto".
"El acoplamiento que conectaba dos de los vagones del tren de alguna manera se rompió. Parte del tren continuó y el otro se quedó atrás. Eso permitió que todos los atrapados adentro, incluido mi bisabuelo, corrieran por sus vidas. Afortunadamente, sin ser descubiertos. Solo pensar en eso me hace darme cuenta de cómo las vidas pueden cambiar en un instante".
"Mi bisabuelo trajo a su familia en bote a Argentina. Cuando llegaron, hablaban yiddish y no español. La familia de mi padre era de Rusia, y también fueron a Argentina en barco. No fue fácil para todos ellos cambiar totalmente sus vidas después de la guerra, pero lo hicieron".
"Por eso me considero un afortunado. Pero todos tienen una historia. No soy el único que se ha enfrentado a la adversidad. Se trata de no dejar que los momentos difíciles te desanimen y usarlos como motivación para ayudarte a convertir una mala situación en algo bueno."
Diego lleva jugando toda su carrera, con el sacrificio enorme de su familia y el suyo propio, en la conciencia. Ahora está entre los cuatro mejores del mundo en tierra batida. Es un mérito al trabajo, el entrenamiento, el sacrificio personal, la excelencia, y el esfuerzo.
Hoy, por la crisis, no hay nada mejor que hacer que ayudar a los más pobres especialmente a los niños. Pero no puede ser esa la Argentina para siempre.
Es cierto que no todo depende del esfuerzo individual. Pero debe ser piedra basal del progreso de una sociedad.
¿Vos qué país querés?, ¿El del "Peque", o el de las dádivas y la falta de horizonte? El primero da orgullo. Por el segundo, los jóvenes y no tanto hacen cola en los consulados.