Diego Barrera está acusado de matar a su socio. Declaró por escrito. Pelea por la competencia del caso.
Caso Aliaga: confesión de un crimen pleno de intrigas y "tironeo" judicial
Diez semanas después del crimen del hombre de negocios Diego Aliaga, uno de sus socios y principal acusado del asesinato, Diego Barrera, finalmente confesó la autoría del secuestro y muerte del hombre, que había desaparecido el 28 de julio cuando iba a reunirse con él en una propiedad que compartían en la calle Bandera de los Andes, Rodeo de la Cruz, en Guaymallén. "Se me murió" sostuvo Barrera en un escrito de media carilla presentado en la Justicia Federal este lunes, donde buscaban indagarlo desde la semana pasada. Barrera, su esposa Bibiana Sacolle y los hijos de ésta Lucas y Gastón Curi están presos por la desaparición, secuestro y asesinato de Aliaga y arriesgan la prisión perpetua. El cuerpo del "lobbista" de negocios fue hallado hace menos de un mes, el 10 de setiembre, en un descampado imposible en Costa de Araujo, Lavalle, donde los investigadores llegaron luego de los datos aportados por el quinto imputado del caso Yamil Rosales, un hombre que trabaja como empleado en la empresa de transporte de los Barrera. Aliaga murió asfixiado.
La confesión de Diego Barrera se produjo en la Justicia Federal, fuero en el que se declaró la incompetencia del caso una vez que se halló el cuerpo y -a criterio del juez federal Marcelo Garnica- se demostró que la teoría del secuestro extorsivo era insostenible. Sin embargo, el fiscal federal Fernando Alcaraz apeló y da pelea por la tutela de la investigación, aunque ahora hay que esperar a que la Cámara Federal de Mendoza decida si el crimen de Aliaga debe ser investigado por la justicia federal, o por la ordinaria. No es un evento menor el destino de la instrucción. Cuando declaró como testigo, Barrera dijo que Aliaga "arreglaba" casos en la justicia federal, a cambio de dinero presumiblemente del narcotráfico. Ese dato quedó apuntado en las fojas 28 y 29 del expediente, y por esas declaraciones, la justicia debió abrir un caso aparte, aunque no hay datos sobre si hubo algún avance.
Como sea, lo que ocurrió ahora es que cuatro de los cinco acusados del caso Aliaga presentaron escritos este lunes. Diego Barrera se auto inculpó, aunque no involucró a nadie en el crimen ni en el traslado del cuerpo de la víctima. Aparentemente, de acuerdo a la versión cercana a Barrera, habían tenido una fuerte pelea por "papeles, plata y propiedades". Su esposa Bibiana Sacolle y los hijos de ella, Gastón y Lucas Curi, también presentaron escritos para desligarse del secuestro y muerte de Aliaga. El quinto imputado Yamil Rosales no declaró ayer.
El tironeo por la investigación es duro. El juez federal Marcelo Garnica se declaró incompetente y pidió que el caso sea girado a la justicia ordinaria, como un homicidio. El fiscal Alcaraz apeló y siguió tomando medidas. La semana pasada quiso indagar a los acusados del crimen, pero la defensa se opuso y logró posponer varios días las declaraciones. Finalmente, sin reconocer el fuero federal como sede de la investigación, presentaron los escritos, y ahora esperan que la Cámara Federal decida.
A pesar de las declaraciones, la situación de los cinco detenidos es complicadísima. De acuerdo a un completo informe publicado por el periodista Sebastián Salas en Diario Uno, hay una cantidad muy importante de pruebas tecnológicas, que el día de la desaparición de Aliaga ubican a Barrera en la propiedad de Rodeo de la Cruz donde empezó todo. De acuerdo a la información publicada, Barrera llegó a la propiedad que había comprado con Aliaga para montar un instituto de rehabilitación en un Chevrolet Camaro. Luego llegó Aliaga en una BMW X5 (que le había prestado un vecino del barrio Palmares, esposo de una funcionaria de la justicia federal). Más tarde, Barrera apareció por la casa de Aliaga en una camioneta Jeep Wrangler, y luego las cámaras de seguridad de esa propiedad fueron apagadas a mano. Los datos tecnológicos ubican ese mismo día y en esos horarios a Gastón y Lucas Curi, hijastros de Barrera, en la propiedad donde habrían matado al hombre de negocios. Gastón lo hizo en un Chevrolet Celta Rojo. "Salió varias veces a merodear" dice la publicación. Luego, una "Traffic" color naranja partió con destino a un depósito en la calle a Jujuy. El joven es señalado como la persona que fue a un local en donde se compró un celular, desde donde se hizo un llamado extorsivo a un hermano de Aliaga pidiendo "un palo verde" para volver a verlo con vida. Además, la ubicación de su celular y la del de Aliaga fueron coincidentes por 48 horas tras la desaparición del empresario. Su hermano Lucas Curi también estuvo en la propiedad de la calle Bandera de Los Andes, en Rodeo de la Cruz, minutos después del secuestro de Aliaga. Todo el clan mantuvo intensas comunicaciones en esos días. A Rosales, el quinto imputado que dio la ubicación precisa del cuerpo de Aliaga, el cruce de antenas lo ubica justamente en Costa de Araujo, donde apareció el cadáver. Por lo que ve, no va a ser sencillo para la familia Barrera-Sacolle-Curi dar una versión liviana de los acontecimientos.
Entretanto la Cámara Federal decide qué hacer, el fiscal Alcaraz les dio una imputación gravísima: secuestro coactivo, extorsivo, asesinato con alevosía, y robo.
El Caso Aliaga mantiene en vilo a muchos de sus "clientes". El modo de vida de Aliaga no está claro, y sus gastos y propiedades no se condicen con su condición de monotributista ni de ex agente aduanero. Muchos son los testimonios en la justicia, que hablan de las relaciones y de las influencias que solía mover el hombre de negocios asesinado. Por lo pronto, lo que es seguro, es que Barrera -que se auto inculpó- pudo haber sido el asesino. No esta tan claro que el resto del clan no haya tenido nada que ver. Las pruebas tecnológicas son importantes. Distinto será poder probar que hubo un secuestro extorsivo, o si fue más bien una maniobra para ganar tiempo mientras decidían cómo deshacerse del cadáver. Eso es lo que debe dilucidar la Cámara Federal, para ver quién sigue la investigación.