Un operativo del Renatre encontró a un trabajador de un tambo que vivía en condiciones extremas en una vivienda precaria.
Santa Fe: rescataron a un hombre explotado laboralmente desde los 12 años
La historia de un peón rural de Santa Fe rescatado de la esclavitud parece sacada de una película de terror. Oscar tiene 32 años y desde los 12 trabaja en un tambo de la zona rural de Rufino, en la provincia de Santa Fe, es analfabeto y no tenía días de descanso ni vacaciones y todas sus pertenencias entraban en una mochila.
El peón rural no estaba registrado y se encontraba reducido a un régimen de esclavitud; ya que no podía salir de su lugar de trabajo, tenía jornadas interminables sin días de descanso ni vacaciones, y vivía en una casilla precaria. El abuso llegó al punto que no solo carecía de agua potable ni comida: cree que su patrón se contagió de coronavirus y que tampoco recibió ningún tipo de atención médica.
"Estaba en muy mal estado, vivía en condiciones inhumanas. Dormía en un catre sin sábanas, entre unos bidones. Comía fideos con leche. No sabe leer ni escribir. No conocía el dinero, nada, pero él decía que el patrón le pagaba", relató uno de los miembros del operativo.
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El testimonio es de Juan Flaherty, delegado de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) de Venado Tuerto. El representante gremial estuvo en los operativos que constataron la situación del obrero rural.
El operativo en contra de las condiciones inhumanas
La fiscalización arrancó el 1 de septiembre, pero el rescate se produjo el viernes pasado. Durante ese tiempo, Oscar permaneció en el establecimiento. Las autoridades estaban en alerta y el dueño quería que se vaya, pero resistió.
"En el último tiempo, él había estado en nuestra seccional de Rufino y contó lo que le estaba pasando en el campo. Se ve que el patrón lo amenazaba. Decía que tenía COVID, por eso después lo llevamos al hospital", apuntó Flaherty, representante del departamento de General López.
El peón nunca contó con una alfabetización. Con sus 32 años, vivía en una vivienda precaria dentro de la finca que no contaba con revestimientos, aislante térmico, ni heladera. El pequeño baño no funcionaba. Vive allí porque su padre, otro trabajador rural, también ejercía tareas antaño para el mismo empleador. Luego murió y el niño peón quedó solo. El obrero rural ahora maneja las máquinas del tambo y le cuida el chalet a su patrón durante los fines de semana, según reconstruyó Flaherty en Infobae.
Luego del operativo de rescate, el peón rural de Rufino fue contenido y trasladado a un hotel de Venado Tuerto. Recibió atención social y jurídica, y le fue entregada ropa y alimentación de parte del gobierno provincial. Ingresará a un programa de alfabetización rural y contará con ayuda de la UATRE, según indicaron representantes del gremio.
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