Algunas nunca fueron contadas. Otras contienen datos escalofriantes.
Pequeñas historias alrededor del atentado a las Torres Gemelas
Este viernes 11 de septiembre se cumplen 19 años del atentado terrorista a las Torres Gemelas, en New York, corazón comercial de Estados Unidos. Eran las 9 de la mañana en nuestro país cuando los noticieros comenzaron a informar lo sucedido.
A partir de ese momento, día tras día, las pantallas se llenaron de impactantes videos que mostraban el momento de los aviones estrellándose contra los edificios y luego las gigantes estructuras desmoronándose. Un tercer avión, además, sería estrellado contra el Pentágono, el centro de operaciones militares de Washington.
Federico Müller se define en Twitter como abogado y periodista. Vive en Buenos Aires y escribió un hilo con pequeñas historias en torno al sangriento hecho que modificó las reglas de los aeropuertos en todo el mundo. Algunas son conocidas, otras simplemente son escalofriantes.
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1. Durante días, meses y años se notó la ausencia de las casi tres mil víctimas. Autos abandonados en estacionamientos y en estaciones de tren. Tintorerías con trajes que nunca fueron buscados.
2. Ben Sliney fue el encargado de ordenar que aterrizaran todos los vuelos en EEUU, ya que no sea podía distinguir si había otros aviones secuestrados. El 11 de Septiembre fue su primer día en ese trabajo.
3. Ese mismo día, un grupo de periodistas estaba filmando un inocente documental sobre los primeros días en su trabajo de un bombero neoyorquino. Ese documental terminó convirtiéndose en el más visceral retrato de la tragedia.
4. En ese documental, que es muy fuerte, se puede ver como los bomberos, en el lobby del World Trade Center escuchan golpes sobre el techo. Eran los cuerpos de la gente saltando.
En los atentados murieron 2.753 personas, entre quienes habían bomberos, policías y agentes de la Autoridad Portuaria. Fueron secuestrados cuatro aviones.
5. Más de 300 perros de rescate participaron del operativo de rescate de víctimas entre los escombros. Solo encontraban muertos, lo cual les provocaba muchísimo estrés. Sus entrenadores tuvieron que enterrarse ellos y fingir que los rescataban para animarlos a seguir.