El neurocientífico Miguel Nicolelis habla del negacionismo científico que ha surgido durante la pandemia.
"Da miedo: hay un movimiento contra una vacuna que ni siquiera existe"
El neurocientífico Miguel Nicolelis vivía en Estados Unidos desde 1989 y llegó a São Paulo a principios de febrero para visitar a su madre. El plan era quedarse un mes o mes y medio. Pero con la pandemia, acabó pidiendo una licencia en la Universidad de Duke, donde es investigador del Departamento de Neurobiología, y aceptó la invitación para asumir la coordinación del comité científico de combate al coronavirus del Consorcio Noreste, que agrupa a los gobiernos de los nueve estados de esa región del país.
"Lo pensé durante 24 horas y creí que no había escapatoria. Podría ayudar con mi experiencia científica", afirmó Nicolelis.
Nicolelis acaba de lanzar la versión brasileña de su libro "El verdadero creador de todo: cómo el cerebro humano esculpió el universo tal como lo conocemos" (Editorial Planeta).
El neurocientífico dialogó con la BBC News Brasil, y habló sobre su nueva obra, sobre los discursos negacionistas actuales, entre otros temas.
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¿Cómo explicar de forma sencilla el poder del cerebro humano?
El cerebro humano es en realidad el centro de toda la cosmología humana, la única herramienta disponible para los humanos para construir una interpretación de la realidad.
Toda la historia de nuestra civilización depende del tipo de biología que gobierna el funcionamiento del cerebro, porque fue esta biología la que dio lugar a las decisiones e interpretaciones de la realidad.
Es a través de nuestro cerebro que nuestra especie interpreta el universo, todo lo que lo rodea y crea la narrativa de lo que es el mundo y lo que rodea nuestra existencia.
A partir del cerebro fueron creadas abstracciones humanas altamente complejas, como religiones, mitos, sistemas políticos y económicos que definieron la trayectoria de nuestra especie.
¿Cómo es su participación en el Consorcio Noreste?
Comencé mi carrera en la USP (Universidad de São Paulo) estudiando los datos epidemiológicos de una bacteria, debido a una resistencia a múltiples antibióticos que estalló en el Hospital das Clínicas.
Durante cuatro años (a partir de 1982) realicé varios trabajos que mostraban cómo las bacterias intercambiaban piezas o patrones de resistencia a múltiples antibióticos en las varias unidades de cuidados intensivos del hospital.
Hoy mi sala de estar se convirtió en la sede del comité. Pero las reuniones son todas en línea. No he recibido a nadie aquí, han pasado seis meses desde la última vez que alguien vino.
Cuando asumimos (el comité) a principios de abril, creamos nueve subcomités temáticos y una sala de situación virtual para monitorear toda la epidemia.
Como sabíamos de inmediato que Brasil no iba a tener capacidad para realizar pruebas, adoptamos una aplicación llamada Monitora COVID-19, que estaba siendo finalizada por el gobierno de (el estado de) Bahía.
Con esta las personas pueden remitir sus síntomas y los clasificados como de alto riesgo de COVID-19 reciben consultas por telemedicina y pueden ser referidos a un hospital o bien a recibir instrucciones para aislarse en su casa.
Ya superamos las 250.000 descargas de la app y se han realizado más de 160.000 consultas por telemedicina.
¿Cómo ve el negacionismo científico que ha surgido por esta pandemia?
Da miedo. El negacionismo científico ha estado con nosotros durante mucho tiempo. No fue una coincidencia que (el astrónomo polaco Nicolás) Copérnico sólo publicara su teoría (heliocentrismo) tres días antes de su muerte (en 1543). Sabía que cuando saliera enfrentaría muchos problemas.
Pero (el negacionismo) se ha extendido rápidamente en Estados Unidos en los últimos años y, como siempre, importamos todo lo que no es bueno para Brasil.
Y ahora da miedo porque hay un movimiento contra una vacuna que ni siquiera existe.
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