El periodista radicado en San Rafael no pudo superar el cáncer. Se fue un gran contador de noticias escritas e impresas.
Estamos tristes porque murió un cronista, murió Carlos Simón
Esta noticia la contaré respondiendo las preguntas clásicas para hacer una crónica. En este caso será de la muerte de alguien que tiene que haber escrito y publicado miles crónicas. Para colmo su deceso se produjo en un momento que hubiera sido muy útil para "cronicar" lo que nos pasa en medio de esta pandemia.
Pero le pasó a él. La muerte mató a un buen periodista y un gran compañero de trabajo. Su buena esencia siempre lo hizo estar cerca de sus compañeras y compañeros más jóvenes que ahora terminamos lagrimeando algún recuerdo de la redacción del diario Los Andes y también de la corresponsalía del sur provincial del diario más antiguo de Mendoza.
Carlos Simón fue una persona respetuosa y afable transmitía tranquilidad y en confianza era un gran conocedor de los pliegues del poder y de la sociedad donde desarrollaba su trabajo dia a día. En mi caso me enseñó entender mucho de la idiosincrasia de la población de San Rafael en tiempos del juicio del resonante crimen del chico bonaerense Sebastián Bordón hace veinte años. Esa actitud de Simón me graficó cómo se podía trabajar en conjunto y a la vez tener datos y miradas distintas de un hecho trascendente. Por eso, gracias Carlos.
En su homenaje, aquí las respuestas periodísticas para su crónica.
· Qué pasó: Murió un periodista de Mendoza.
· Quién murió: Su nombre, Carlos Simón y tenía 68 años, había nacido el 21 de mayo de 1952 en Lavalle.
· Cuándo pasó: La madrugada del lunes 7 de septiembre.
· Dónde ocurrió: En su casa, en la ciudad de San Rafael donde residía desde 1988.
· Cómo ocurrió: No hay detalles, pero de acuerdo a las fuentes estaba esperando un turno de consulta para esta semana que le dijeran qué resultados había dado su tratamiento oncológico. Padecía de un cáncer de esófago.
· Por qué es importante esta noticia: Porque fue uno de los referentes de muchos periodistas a los que acompañó en las redacciones y desde el Círculo de Periodistas. Sus rasgos personales lo hacían importante para el gremio de la comunicación. Su aspecto de humildad, y su media sonrisa, su barba tupida y su cigarrillo entre los dedos lo mostraban como un prototipo de un periodista de los bohemios. De aquellos con parsimonia y que todo se lo tomaban con calma y siempre esperaban el último llamado con el que cerrarían la noticia para la edición del día siguiente.