A pocos meses de las elecciones y con la campaña diezmada por el coronavirus, la estrategia sería sorprender con el cambio de Mike Pence.
¿Trump piensa en una mujer como vicepresidenta?
Tras el desgaste de la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, Joe Biden, el candidato demócrata, le saca varios puntos de ventaja a Donald Trump en la carrera presidencial.
Así, mientras el exvicepresidente de Barack Obama necesita ser conservador en su campaña, Trump, sin embargo, busca una reacción que lo lleve a conseguir más puntos.
Detrás de eso está el cambio de rumbo de su postura frente al coronavirus. En la última semana, ha pasado a defender el uso de la mascarilla como algo "patriótico", ha rebajado el tono optimista sobre la marcha de la pandemia y canceló la convención republicana ante el aumento de casos en Florida.
Si la situación en las encuestas no mejora en las próximas semanas, podría probar un truco poco habitual en la política estadounidense: cambiar de vicepresidente.
La última vez que ocurrió esto en una campaña fue en 1944, cuando Franklin Roosevelt, con la salud ya marchita, despidió a Henry Wallace -un vicepresidente poco popular- y colocó al senador Harry Truman, que acabaría como presidente tras la muerte de Roosevelt.
Trump, acostumbrado a cambiar el guión de la política de EE.UU., podría hacerlo para dar una sacudida a la campaña. Su vicepresidente Mike Pence fue decisivo a la hora de conectar a Trump en 2016 con el voto conservador y evangélico. Ese electorado, en su mayoría, será fiel a Trump en cualquier caso.
Por eso, la salida de Pence abriría la posibilidad de que Trump colocara a una mujer en su boleta, un movimiento que sería bien visto por los republicanos moderados y algunos independientes y que podría reconfigurar la campaña.
El nombre que más suena es el de Nikki Haley, exembajadora de EE.UU. ante la ONU y con aspiraciones presidenciales obvias para 2024. La probabilidad de esta operación de alto riesgo y de que Haley acepte la propuesta, por ahora es algo baja, pero no se puede subestimar la capacidad de Trump para la sorpresa.
Nikki Halley es hija de inmigrantes indios, nació en Carolina del Sur hace 48 años y fue embajadora de EE.UU. ante la ONU, además de gobernadora y miembro de la Cámara de Representantes de su estado de origen. Se la considera aspirante a la Casa Blanca gracias a la firmeza mostrada en sus contundentes intervenciones en Naciones Unidas.