La semana pasada internaron al matrimonio y el hombre murió. Su esposa aún está en una sala de hospital para pacientes Covid-19. Algunos vecinos destrozaron parte de la vivienda y les robaron bienes.
Miseria y muerte: atacaron la casa de dos ancianos con coronavirus en Rivadavia
Muchos dicen que el coronavirus está sacando lo peor y lo mejor de las personas. Hemos conocido distintos hechos valiosos de solidaridad y también agresiones y discriminación, incluso a los profesionales de la salud en los edificios donde viven, porque los vecinos no querían que les trajeran el virus a la propiedad. Quien fue víctima de un hecho vandálico, por el solo motivo de haber contraído un virus mortal, es un matrimonio de ancianos de Rivadavia. Algunos de sus vecinos atacaron su vivienda cuando se enteraron que la pareja estaba infectada.
Cuando a la dueña de la casa le den el alta, si es que logra superar el coronavirus, se encontrará con su hogar vacío, deteriorado y con la ausencia de su compañero. El matrimonio fue internado la semana pasada y para colmo, por separado. Ella fue derivada al Hospital Universitario (donde continúa asistida) y él fue llevado al Del Carmen. El hombre de 77 años no pudo soportar el embate del Covid-19. Ingresó directamente a terapia intensiva y tenía otras afecciones como obesidad, diabetes y enfermedad de Chagas. El 16 de julio murió y fue informado por el Ministerio de Salud.
Desde afuera debe ser difícil de imaginar una situación tan dolorosa. Estar internado por una enfermedad grave y recibir la noticia que la pareja ha fallecido en otro hospital. No hubo despedida ni nada, solo distancia. Además, temer por la vida propia también.
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Mientras el matrimonio era internado junto a su nieta, quien finalmente no contrajo el Covid-19, su casa fue apedreada, le rompieron ventas y les robaron las celosías y algunos otros objetos de poco valor. Lo importante era el daño, hacerles saber a esta familia el rechazo por haberse convertido en pacientes de coronavirus.
Por ahora, la única que sabe de este ataque es la nieta, su abuela no. La joven fue llevada a esa casa del barrio Los Carrizales y debe cumplir con el aislamiento obligatorio mientras permanece en vigilancia epidemiológica.
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La chica está encerrada, tiene una guardia policial por dos motivos: uno, evitar que vuelvan a arremeter contra la vivienda; y dos, porque no debe salir por su situación de aislamiento tras haber sido un caso sospechoso. Incluso le llevan la comida hasta la puerta.
La pandemia ha puesto en la superficie cualidades buenas y también las miserias de nosotros, y en ellas se encuadran estos ataques q una familia que ya padeció una víctima, tiene a una paciente internada y a una joven encerrada con temor a que la ataquen.