Pese a la rigidez oficial discursiva, los analistas coinciden en que las posiciones están demasiado cerca como para que no siga la negociación.
"Apenas" 2.000 millones de dólares separan al Gobierno de los acreedores
Las curvas de futuros pagos por capital e intereses que se desprende de las últimas ofertas de los grupos de bonistas y del Gobierno nacional se parecen tanto entre sí que para economistas no hay respuestas económicas frente a la posibilidad de que no se llegue a un arreglo.
Esa brecha, informa BAE, es de apenas USD2.000 millones a 25 años. Hay consenso: sería irracional cumplir con la promesa de que no habrá más negociación y un nuevo ofrecimiento que achique aun más las diferencias.
El presidente Alberto Fernández volvió a decir, esta vez frente al Council of the Americas, que Argentina no puede moverse más allá de lo que ofreció hasta ahora. Para los economistas resulta comprensible una posición que niegue la posibilidad de seguir mejorando la oferta, si se toma en cuenta el contexto político; es decir, la necesidad de expresar que no se entregarán recursos. Pero desde lo económico la diferencia es mucho menor, entre una posición y otra, que los costos de un default.
El analista financiero Christian Buteler sostuvo al respecto: "Si no se puede pagar $56,5, tampoco se puede pagar $53,5. Cuando la diferencia era mucho mayor, de buena fe era entendible el argumento de sustentabilidad de la deuda. Había una diferencia sustancial. El argumento ya no es ese porque además no es que se paga mañana sino en los próximos diez años. No veo un motivo económico para no acordar. Ya es una cuestión más política de ver quién es el último que cede. La diferencia de ahorro a diez años no justifica no aceptar".
De hecho, la diferencia entre el ahorro en dólares que le generaría al país un acuerdo en los términos de una oferta u otra es de apenas USD2.000 millones. Un informe de PxQ destacó que el alivio de deuda implícito del último ofrecimiento oficial es de USD33.400 millones y el del último acercamiento de los bonistas de USD31.500 millones. "Tan cerca que no se entiende", afirmaron desde la consultora LCG.
Ver más: Fernández dijo que la oferta a los bonistas "no es un capricho"
El director socio de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez, afirmó: "Si además se toma en cuenta cómo están repartidos en el tiempo los pagos, la diferencia es realmente mínima. Y los costos de no llegar a un acuerdo son mucho más caros. Hay que tomar en cuenta que implica mayores costos de financiamiento para los privados, relacionados por ejemplo con la prefinanciación de importaciones. Además los acreedores no son sólo externos, hay muchos locales a los que también se les deteriorarían activos".
Acerca de cómo están repartidos los pagos en el tiempo, la clave de la insustentabilidad de la deuda se daba en los primeros años, cuando vencían USD28.000 millones, cantidad impagable con el actual nivel de reservas. Cualquiera de las ofertas recientes generaría un ahorro de divisas superior a los USD25.000 millones en comparación con el perfil de vencimientos actual, si se toman solamente el período 2020 y 2023. Los pagos grandes quedan postergados más hacia delante, principalmente entre 2025 y 2035, y su cumplimiento depende de que en algún momento un arreglo reabra el mercado de deudas a tasas aceptables.
Ver más: Guzmán: "Aceptar oferta de BlackRock implica ajustar las jubilaciones"
El analista de Eco Go, Juan Paolicchi, sostuvo: "Hay que entender el contexto político. Uno no espera que digan ahora que van a seguir negociando. Pero creo que es flexible. Se trata de responder al electorado. Pero el mercado ya pricea un arreglo de la deuda. Antes del Council, el presidente ya dijo que no se iba a mover ni un centavo y sin embargo los bonos no cayeron de precio. La negociación va a continuar, no se termina el 4 de agosto. Hasta acá ambos redujeron sus pretensiones casi por igual. Ellos arrancaron en $75 y están en $57. El Gobierno arrancó en $40 y está en $53".