Se trata del Aurora Australis, que hasta hace poco se encontraba al servicio del Programa Antártico Australiano.
Este es el colosal rompehielos que Argentina quiere comprar
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, ofreció pagar unos dos millones de dólares a la empresa P&O Maritime por el Aurora Australis, un buque polar que acompañe al rompehielos Almirante Irízar en las campañas antárticas.
Ya en enero, Rossi había adelantado que se debía "avanzar en el desarrollo de un sistema de logística particular" para la tarea de abastecer las bases argentinas en la Antártida. "Estamos analizando propuestas y proyectos para avanzar en la incorporación o construcción de un buque polar que es deseable que se construya en nuestros astilleros, pero primero hay que resolver los mecanismos de financiamiento", aseguró el funcionario en aquella ocasión.
Si bien el buque está a la venta en unos 10,5 millones de dólares, se estudia una cesión a costo ínfimo o la posibilidad de que prospere el pedido de una fundación australiana que pretende salvar al buque destinándolo a tareas de adiestramiento o museo. En compensación, la Argentina ofrecería devolver el barco una vez que no lo utilice y embarcar periódicamente científicos australianos.
¿Cómo es este buque polar?
Según publicó Perfil, el Aurora Australis es un rompehielos de 30 años de antigüedad, de 94,91 m de eslora, 20,3 m de manga y 8.158 toneladas de desplazamiento, que hasta hace poco se encontraba al servicio del Programa Antártico Australiano.
Está propulsado por dos motores diésel marca Wärtsilä, puede lograr una velocidad máxima de 16,8 nudos y romper hielo de hasta un grosor de 1,23 metros a 2,5 nudos. Su tripulación se compone de 24 personas y puede llevar hasta 116 pasajeros, tres helicópteros y 29 contenedores.
A bordo posee laboratorios para investigación biológica, meteorológica y oceonográfica, y con un plataforma de arrastre para el desarrollo y la recuperación de instrumentos de investigación mientras navega.
La parte negativa es que el Aurora Australis sufrió dos graves accidentes: en 1999 un incendio en el motor principal que causó daños importantes y en febrero de 2016 encalló cerca de Mawson, en la Antártida, durante un temporal de nieve.