No hay garantías de buen comportamiento ante las restricciones sanitarias, ni de controles suficientes. ¿A qué arriesgar?
Hay que postergar urgente el Día del Amigo y festejar a fin de año
La escena ocurrió en un barrio de la Ciudad de Mendoza pero pudo repetirse en cualquier sitio de la provincia. Sobre todo, en aquellos en los que la mirada del Estado es más laxa. Un auto frena ocasionalmente frente a un domicilio, en la vereda de enfrente y con disimulo. Alguien se asoma a la ventana y grita "¡Dale... bajá un ratito... si no pasa nada...!". Y del automóvil bajan cuatro jóvenes portando botellas de fernet, Coca Cola, y unas bolsas de alimentos para la picada. Si en vez de cuatro jóvenes se bajasen cuatro señoras con las bandejas repletas de torta y masitas para "pasar un ratito" sería lo mismo. Anoche mismo, supimos de diversas "reuniones informales" de grupos de amigos que se organizan de a diez, veinte o treinta para reservar suficiente cantidad de mesas y juntarse en los bares, al límite de lo que marca la ley.
En varias oportunidades hemos notado además que aunque en bares, pubs y cafés se atiende cumpliendo las normas sanitarias y la obligación de dar a los clientes la declaración jurada, se viola el factor ocupacional del 50 %, o la distancia entre las mesas. Los municipios, en estas semanas, casi no han hecho multas al respecto aunque sí hacen inspecciones para aleccionar y advertir a comercios y clientes.
Aquí, ocurrió el Caso 98 que disparó dos focos de contagios de coronavirus. El caso del empleado de Toyota empezó en un cumpleaños prohibido. En Guaymallén hubo una fiesta clandestina de 112 personas y en Alvear desbarataron un cumpleaños y funcionarios renunciaron por una "juntada" clandestina en dependencias comunales. En San Rafael ocurrió algo parecido en otra fiesta privada y hubo 14 detenidos. Y así, por todas partes, son cada vez menos los que cumplen las medidas de distanciamiento, higiene, y las restricciones impuestas para evitar algo que en cualquier momento va a ocurrir: la circulación comunitaria del virus Covid-19. Todos los días detectamos gente que circula lo más campante por pleno centro de Mendoza sin tapabocas ni barbijo, a la vista de todo el mundo. Ayer, hicimos una "cacería" de fotos. Hubo que sancionar una ley que indica prisión para los que violen las restricciones respecto de reuniones familiares y de amigos. Y aun así, cientos... tal vez miles de mendocinos transgreden las normas.
Si no podemos hacer que la gente ande con tapabocas... ¿Cómo se garantizará que este fin de semana, entre domingo y lunes, decenas de miles de jóvenes colmen bares, cabañas, restaurantes, para festejar "su" día? El problema no es que festejen. Mendoza va trepando peligrosamente en los casos de coronavirus. El drama es que se corre el riesgo de que dejen un verdadero reguero de contagios imposible de controlar.
Hay que cerrar todos los bares en el Día del Amigo. Drásticamente. Y controlar la calle, y las juntadas. Una medida drástica, pero la única que va a garantizar que no haya una marea de contagios que nos ponga en peligro a todos.
Es verdad que bares, restaurantes y cabañas pueden sufrir más en su economía ruinosa ante una prohibición total. Más sufrirán si hay un agravamiento de la pandemia y debemos volver a la fase 1. Deberían sacrificar ese día, para poder seguir trabajando. Si se retrocede de fase el efecto negativo será para todos, no sólo para los que quieren divertirse, o facturar en el Día del Amigo.
Además... ¿qué puede hacer el Estado, ya sea la provincia o los municipios? ¿Se llevarán a miles de personas presas entre el domingo y el lunes? Será tarde. Los contagios probables estarán en marcha.
Jujuy postergó el Día del Padre hasta agosto. En Uruguay postergaron un mes el día de la madre. En Chubut acaban de anunciar que las casas de té cierran el 28 de julio. Es el día de la colonización galesa y allí es fiesta popular. Las casas de té se abarrotan de lugareños y turistas. Los comerciantes de Buenos Aires pedían postergar el Día del Padre y ahora lo hacen con el Día del Niño. Así es que... ¿qué tendría de malo postergar unos meses el Día del Amigo, una fecha comercial que además lleva pocos años de tradición?
Es verdad que el gobierno planea restricciones al alquiler de cabañas, al movimiento de turismo interno entre los oasis de la provincia, modificaciones a los decretos, habrá una campaña en torno a ley que encarcela a los que violen las disposiciones de reuniones, mucha policía en las rutas, agentes municipales en los bares... Pues bien, tal como ocurrió cuando se habilitaron bares y cervecerías, podría no ser suficiente. Miles de fotos de jóvenes "cachete con cachete" aparecieron en las redes sociales en esos días. Incluso hubo que clausurar un par de cervecerías en la calle Arístides porque se violaba el distanciamiento entre los clientes.
Hay que ponerse firmes. Es el momento más difícil de Mendoza en la pandemia, y del gobierno provincial en la gestión de la crisis. Nadie se va a morir por festejar el Día del Amigo en noviembre o diciembre. Pero una cadena de contagios por violar cualquier disposición que se haga de aquí al lunes, sería infinitamente peor, con consecuencias nefastas para la economía y la salud de todos.
(*) Presidente y Director periodístico de Plataforma Digital SA