Sebastián Román Galleguillo tiene 18 años y va a participar en la Sordolimpiadas. En tres días le "fabricaron" la pileta en el patio de la casa de Florencio Varela, Buenos Aires..
Le armaron una pileta con ramas y chapas para que pueda entrenar
Sebastián Román Galleguillo tiene 18 años, es nadador y necesitaba ponerse a entrenar para participar de las Sordolimpiadas. Frente a la problemática de salir de su casa a causa del coronavirus, sus padres le armaron un pileta en tan solo tres días, en el patio de la casa a base de chapa, cemento y ramas. Vive en Florencio Varela, que es parte del AMBA, la región más afectada por la pandemia en Argentina.
Construyeron la piscina de manera artesanal con plásticos, troncos de álamo que podaron ahí mismo, chapas viejas y hasta una parte de una campana de la campana de una parrilla. También un tanque de agua en desuso y dos tambores de metal. Para llenarla necesitaron de 400 litros de agua.
Sebastián nació a los ocho meses de gestación. Vivió los siguientes 20 días fuera del vientre de Marta conectado a un respirador. Pesaba un kilo. Al tiempo los padres y los médicos notaron que algo no andaba del todo bien.
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El niño tenía dificultades en el proceso madurativo, problemas para comunicarse, una especie autismo con convulsiones interiores que lo dejaban quieto mirando un punto fijo. E hipoacusia, lo que lo volvió un niño que aprendió a hacerse amigo de los árboles, seres silenciosos como era él.
Se llama de esa forma por Battaglia (Sebastián) y Riquelme (Román), ya que su familia es fanática de Boca. Curiosamente, al joven deportista nunca le llamó la atención el fútbol.
La vida le cambió cuando a los 11 años una médica le dijo a su madre que lo mande a natación. Sebastián se tiró al agua, entonces, con miedo de morir. El instinto lo mantuvo a flote y eso le gustó. "Cuando entré a la pileta y no me ahogué, me di cuenta que eso me encantaba", dice él con una sonrisa, metido en el traje de neopreno que le regaló un amigo, usado y con agujeros que él bromea y dice que son mordidas de tiburones.
Los siguientes seis años fueron un florecer constante. Sebastián mejoró su vida metido en el agua, en lo personal y de paso, también en lo deportivo: desde la pileta del Polideportivo Municipal La Patriada de Florencio Varela se volvió un joven competitivo, talentoso, al nivel que su desempeño lo puso como candidato para quedarse con una medalla en las Sordolimpíadas de Brasil 2021, en su estilo favorito, pecho. Galleguillo estaba dejando todo por comerle una milésima a cada pasada.
Y al día 75 de cuarentena, mientras tomaban mate y llevaba días viendo a Sebastián desenchufado como hacía tiempo no lo veían, su madre Marta anunció a la familia: "Le hacemos una pileta acá en casa, con lo que haya". Y lo hicieron.