Así lo indica un informe del Centro de Investigación Social de Mendoza (CISME), quien agrega que la pandemia y sus consecuencias económicas han acentuado las desigualdades.
El 90% de las tareas domésticas la realizan mujeres
Un informe del Centro de Investigación Social de Mendoza (CISME), denominado "Las mujeres trabajadoras, las más castigadas de la pandemia", revela que además de la pérdida total o parcial de los ingresos en los hogares mendocinos como consecuencia de la situación sanitaria, las desigualdades de género se han visto más acentuadas durante el aislamiento social.
Durante la cuarentena, aumentó la sobrecarga de las tareas domésticas en las mujeres, que de antemano estaban afectadas por la brecha salarial, menores ingresos y peores condiciones laborales que los varones.
Según el estudio, en Mendoza alrededor del 90% de las tareas domésticas y de cuidado (lavado y planchado de ropa, cocina de alimentos, limpieza, compras y trámites, cuidado de niños/as) son realizadas por ellas, sin importar si se trata de zonas urbanas o rurales.
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El desbalance se intensifica a la hora del apoyo para realizar los deberes escolares de los hijos e hijas. El análisis destaca que en el 68% de los casos, las madres se encargan de la situación, en tanto que sólo el 16% son padres los que ayudan y el restante 16 por ciento se comparte entre ambos. Las diferencias son aún mayores cuando se trata de hogares de menores ingresos. Allí la función recae en un 76% en las madres, mientras que la presencia de los padres es sólo del 10.
Pese a este desequilibrio, se detecta un crecimiento de la cantidad de hogares con jefatura femenina. Si bien en la provincia el modelo de familia nuclear tradicional (con jefatura masculina) es mayoritario, en 2020 el 40% de las residencias están a cargo de mujeres (unos 228.000 domicilios).
En este apartado, aparecen en escena los hogares monoparentales (un solo cónyugue, madre o padre, con hijos) de los cuales el 84,5% tiene jefatura femenina (alrededor de 57.000 hogares) y los unipersonales (un solo miembro), donde el 61,4% tiene jefatura femenina (52.000 mujeres).
El informe destaca también que en varias de las actividades consideradas esenciales (servicios sociales, enseñanza y salud) hay una primacía de mujeres por sobre varones. Por caso, en Mendoza el 69% de los proyectos de economía social y solidaria están impulsados exclusivamente por ellas.
Sin embargo, el mundo del trabajo mantiene la "histórica" brecha salarial entre mujeres y varones. En el sector privado, el índice alcanza el 29% a favor de los hombres, con diferencias en la remuneración promedio que supera los $15.000 entre unos y otras.
Asimismo, el estudio destaca que "existen otras dimensiones de la desigualdad entre varones y mujeres manifestadas en el mundo del trabajo". Entre ellas menciona el "techo de cristal", que refiere a aquellas barreras invisibles "que impiden que las mujeres asciendan a puestos jerárquicos y de decisión en empresas, organismos públicos, sindicatos, etc". También destaca el denominado "piso pegajoso", que impide a las mujeres "despegar, desvincularse de las tareas domésticas y de cuidado".
"Dentro de cualquier arista del análisis expuesto se puede observar que la mujer siempre está en posición de desventaja respecto del varón. El mundo del trabajo no es la excepción. Más aún en este contexto crítico, las desigualdades tienen una intensidad insoslayable", concluye el documento de CISME.
El CISME está conformado por la Secretaría de Género de la CTA Mendoza, la Juventud CTA y el Frente Azul Naranja Género.