El expresidente le había anticipado a su círculo íntimo sus temores de terminar tras las rejas.
Por qué Macri cree que terminará preso (y que Cristina será su ejecutora)
"Claro que Macri puede ir preso... van a caer todos". La frase la pronunció Gregorio Dalbón, el más verborrágico -y menos prudente- de los abogados que representan a Cristina Kirchner.
El contexto de los dichos del letrado el obvio: refiere a la investigación judicial por espionaje ilegal que complica en estas horas al expresidente de la Nación.
Entonces, aparece la obvia pregunta: ¿Qué tan probable es que Macri termine tras las rejas? Es un interrogante cuya respuesta depende, básicamente, de cómo avancen en la Justicia cada uno de los tres expedientes que lleva adelante.
Dicho sea de paso, en al menos uno de ellos, el exjefe de Estado aparece altamente comprometido.
¿Podían dos de las personas de mayor confianza de Macri, como son Darío Nieto y Susana Martinengo, conocer toda la operatoria ilegal y desconocerla el entonces presidente de la Nación? Es lo que ahora mismo se pregunta la Justicia.
Por su parte, Macri solo insiste en hacer silencio, lo cual vuelve su situación todavía más brumosa. ¿El que calla otorga? Tal vez.
Lo cierto es que el exmandatario teme certeramente terminar tras las rejas, tal cual reveló a este cronista una persona de su íntima confianza, acaso el único que lo acompaña "a sol y a sombra" en estas aciagas horas.
Pero no es nada nuevo ni novedoso: a mediados de mayo de 2019, Macri ya le había anticipado a su círculo íntimo ese temor. "Si pierdo voy preso", sostuvo entonces.
Quienes lo escucharon, en la emblemática Quinta de Olivos, fueron Marcos Peña, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió.
Meses más tarde, en agosto del mismo año, la mismísima Viviana Canosa reveló las inquietudes de Macri. "La última vez que hablé con él me dijo que tiene miedo de ir preso", le comentó al pasar a Jorge Asís tal cual puede verse en el siguiente video.
Entretanto, el exjefe de Estado prepara su propia venganza, a fuego lento: será un mazazo para Cristina, porque se inmiscuirá en el expediente más incómodo para ella. Aquel que investigó su "enriquecimiento ilícito" en 2009 y que fue cerrado en tiempo récord por el exjuez Norberto Oyarbide.
La catarata de irregularidades en esa indagación son elocuentes e insalvables. Las dos principales: las declaraciones juradas de Néstor y Cristina son inconsistentes entre sí, a pesar de haber sido un matrimonio con bienes gananciales.
La segunda: Oyarbide aceptó al contador de los Kirchner como perito de parte, algo que no permite el Código procesal.
El propio Víctor Manzanares admitió la irregularidad y dejó un dato más: aseguró que el juez cobró ocho millones de dólares para "cerrar" la investigación. Lo hizo en vísperas de Navidad de 2009. Fue la mejor Nochebuena para el otrora matrimonio presidencial.
Ahora, en estas horas, la jueza federal María Eugenia Capuchetti reactivó ese añejo expediente judicial, so pretexto de una figura que aterroriza al kirchnerismo: la "cosa juzgada irrita".
Se trata de un procedimiento que prevé dejar sin efecto una sentencia firme si se verifican ciertas situaciones contrarias al principio de "afianzar la justicia".
Nada ha sido librado al azar: Capuchetti fue nombrada en Comodoro Py en febrero de 2019 a instancias del siempre suspicaz Angelici. Ergo, el camino que transitará la investigación es cantado. ¿Hace falta decirlo?