La realidad de los dueños de empresas que no pueden abrir sus puertas y sufren a la par de sus empleados.
Los empresarios también se deprimen en cuarentena
Grande empresarios dueños de importes locales comerciales también sufren los efectos psicológicos de la cuarentena en el país y las consecuencias económicas tanto para ellos, como sus trabajadores.
"Hay mañanas que, cuando me despierto, no puedo salir de la cama y me pongo a llorar", confesó por teléfono el dueño de una de las agencias de turismo mayorista más fuertes del país, según la nota publicada por Ámbito.
El aislamiento obligatorio fue despertando una sensación de angustia que se profundiza a medida que se extienden los días, un fenómeno que se manifiesta con mayor claridad en personas de más de 50 años. Ese es el denominador común que surge de las charlas mantenidas por el diario Ámbito con diferentes empresarios pymes.
Uno de ellos, que no quiso revelar su identidad, contó: "¿Cómo hago para pedirle un crédito al banco si me muestro devastado en público?" para resumir las vías que piensa tomar para no cerrar las puertas del concesionario que maneja. De sus futuras decisiones dependen más de 100 puestos de trabajo. "No todos los días estoy igual. Algunos, me siento eufórico y me pongo a planear cómo volver a sacar a flote la empresa; otros, me doy cuenta de que no puedo hacerlo porque no se sabe cuándo termina esta pesadilla y me dan ganas de largar todo y salir corriendo", se sinceró el empresario.
"Había ido al psicólogo cuando tenía veinte años y, ahora, a los sesenta, hace unas semanas empecé a consultar a otro profesional. Es insoportable ver cómo se va derrumbando todo y no poder hacer nada. Hay gente que trabaja conmigo hace más de quince años y no sé si la voy a poder mantener", explicó el dueño de una cadena de restaurantes que proyecta el cierre de algunos de sus locales en la Capital Federal.
Sobre las causas de esta sensación en estas personas, la psicóloga Sofía Scagliotti, directora asociada de la consultora Valuar, explicó: "Todos los ejecutivos, especialmente los que tienen sentido de realidad, sucumben en un mar de emociones negativas por la angustia, la desazón, la desmotivación, hasta incluso el bloqueo, producto de una incertidumbre enorme, cambios de hábitos y nuevas exigencias. Pérdidas en general, como un duelo. Hoy, los líderes son más auténticos. En nuestras entrevistas con ejecutivos vemos que ya no existe esa idea del jefe ?Superman' sino más cercano a su gente".