Arrancaron con un acuerdo histórico en diciembre por la 7722 y ahora se diferencian en todo. Acusaciones cruzadas. Una convocatoria reservada del gobernador Suarez a dos dirigentes clave.
La relación gobierno-PJ, a punto de saltar por los aires
No hay analogía posible. Tal vez, que dada la situación de la provincia -y del país- buena parte de la clase política de Mendoza detrás de la UCR y el peronismo, ha decidido batirse a duelo en el Titanic. No ya en la cubierta, cerca de los botes, sino en la bodega. Oficialismo y oposición se han dado con alegría a un debate sangriento de consecuencias imprevisibles, por todo. Nunca en este gobierno, pasados ya medio año y un puñado de días de gestión, la relación había sido tan mala. La última cadena de episodios incluye el reparto inequitativo de fondos a las provincias y en particular a Mendoza, el cachetazo por Portezuelo del Viento, la asunción de Teresa Day como ministra de la Suprema Corte de Mendoza, los incidentes con ATE en la Ciudad, y hasta el rechazo del PJ a un Consejo Económico y Social que había nacido en sus propias usinas. Y el #MendoExit meneado por Cornejo, lo que hizo un importante ruido nacional. Puede que Mendoza no sea nunca una región autónoma. Pero todo el país se enteró que hay un gobierno radical, con ADN de Juntos Por el Cambio, denunciando el maltrato de la Casa Rosada.
La relación no podría pasar por un momento peor. ¿Puede tener consecuencias para el común de la población? Por supuesto: Mendoza necesitará del peronismo si quiere tomar deuda, aprobar a fin de año un nuevo presupuesto, o con cualquier ley que requiera de mayorías especiales. Los intendentes peronistas observan esta pelea repantigados en el borde de sus sillas. Temen que los pocos pesos que mande Nación, les lleguen en menor medida que a sus colegas de Cambia Mendoza.
Lo preocupante es que nadie pone freno, aunque una fuente de la Casa de Gobierno confirmó que Rodolfo Suarez llamaría a una reunión privada, "a hablar de frente, todos los temas", a Emir Félix y a la senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti, última ganadora interna por algo importante que tuvo el peronismo, cuando impuso su candidatura a gobernadora por sobre Alejandro Bermejo. En el gobierno le dan particular importancia a Félix. Porque "miden" en encuestas a referentes del PJ, y porque maneja una porción importante del bloque peronista en la Cámara de Diputados de la Provincia.
Entretanto, pasó de todo. El último capítulo ocurrió ayer mismo, cuando el PJ rechazó la formación de un Consejo Económico Social que había sido incluido como condición meses atrás, para aprobar una emergencia económica, financiera y sanitaria que daba facultades especiales al gobierno para manejar el presupuesto. No fue lo único. Sigue la tensión con el gremio ATE, que busca hacer pie en las municipalidades de la provincia y desplazar al gremio municipal histórico. No están en todos los municipios, sólo en seis, pero empezaron protagonizando incidentes, destrozos, y promoviendo desmanes y "aprietes" a empleados, para luego victimizarse con la prensa porteña afín al kirchnerismo denunciando represión. No es aislado lo que ocurre entre ATE y el intendente radical Ulpiano Suarez. La UCR y algunos de sus dirigentes salieron ayer con uñas y dientes a culpar a La Cámpora y acusarles de estar detrás los desmanes. También lo hizo Ulpiano. Dijeron que el kirchnerismo intenta nacionalizar un conflicto inexistente "para que no se hable de Portezuelo". Y que la movida forma parte de un plan mayor, para "limar" a los gobiernos opositores a Alberto y Cristina. Ven un operativo desestabilizzador.
Los camporistas mendocinos se pusieron verdes con la acusación. Juran que no tienen nada que ver con las actitudes desaforadas de los conducidos por Roberto Macho. Y que Nación incluyó a la Ciudad en una serie de obras. Incluso hubo un destemplado intercambio de mensajes ayer entre el senador provincial kirchnerista Lucas Ilardo, y el radical Alejandro Diumenjo. Ambos presiden los bloques de las fuerzas mayoritarias en la cámara alta de la provincia.
El "capitulo ATE" de esta pelea no está saldado. Bien haría el secretario general del gremio Roberto Macho en tener al día el bono de los abogados del gremio. Van a tener trabajo extra, por causas acumuladas contra el dirigente.
Más allá de los hechos puntuales, en seis meses la relación cordial del inicio se hizo trizas. En diciembre del año pasado, peronistas y radicales de Mendoza habían construido un pacto histórico para avanzar con la minería y aprobaron modificaciones a la ley 7722. Luego, por todo lo que ya se sabe, el gobierno retrocedió para evitar que le prendiesen fuego la provincia, y el peronismo se "guardó". En todo este tiempo, los peronistas dijeron "no" al roll over de la deuda, al presupuesto, a los pliegos de jueces, a la llegada de Teresa Day a la Corte, y cuanta cosa más o menos importante el gobierno pasó por la Legislatura. De la agenda pesada sólo aprobaron la emergencia. El lunes último hasta las ocho de la noche, trece horas antes de la sesión de acuerdos, el propio gobernador Suarez habló con legisladores del peronismo, antes lo había hecho con miembros de la Corte, intentando que su candidata llegase naturalmente al tribunal sin amparos ni chicanas, y con todos los legisladores votando en sus bancas. Le dijeron que "no" tres veces. Uno de los dirigentes del PJ le habría dicho "Rodolfo, te la tenés que comer... esto no va..." El gobernador prefirió rechazar la ingesta, y en una rápida jugada de blitzkierg hizo aprobar el pliego, jurar y asumir a Teresa Day en dos horas. En el peronismo quedaron totalmente desacomodados por la maniobra. No la vieron venir, y la ingesta cambió de lugar en la mesa.
Como sea, no hay interlocución de uno y otro lado. Los radicales se quejan de que no hay con quien hablar en el PJ. Ni siquiera con los más negociadores, como el diputado Germán Gómez, que responde a Félix. "Se la pasa pidiendo tiempo, una semana para cada cosa, y después igual votan a todo que no..." dicen sus colegas radicales. El problema que ven en el gobierno y en los dirigentes de la UCR, es que no hay un líder en el peronismo con quien sentarse a conversar de modo integral. Los intendentes cuidan su quinta y tratan de mantener una relación sana con el oficialismo. Aunque ayer mismo, el intendente de Maipú Matías Stevanato estaba prendido fuego, porque un parte policial nacido en el Ministerio de Seguridad incluía a un supuesto primo suyo en la bacanal del "póker de amigos" por la que cayeron presas 10 personas en Maipú, que jugaban en un bar llamado "Lo de Charly" no sólo de modo ilegal por dinero, sino que rompían alegremente la cuarentena. Habló dos veces con el gobernador Suarez por este asunto. El "primo" era hijo de la esposa de un hermano de la tía de su madre, o de su padre, o algo así. El incidente no alcanzaría para opacar una relación más o menos fluida. Cuando Stevanato necesitó cubrir sus gastos de la emergencia Covid-19, que no fueron pocos porque hizo todo lo que cabía hacer, Suarez no le habría fallado.
El problema es con el ala más política. No hay dirigente peronista, ni siquiera Anabel Fernández Sagasti, que con su sola palabra pueda comprometer a todo el peronismo de Mendoza. Menos aún del lado de los Félix. También hay en el PJ otras voces. Los Bermejo, especialmente Adolfo, el senador provincial, tienen opinión propia. Es habitual -por ejemplo- recibir en los medios comunicados del peronismo de a tres o cuatro, por el mismo tema. Uno del kirchnerismo, otro de los Bermejo, uno más de Emir, aunque no siempre; y otro más del "sello" PJ interpretado por su presidente Guillermo Carmona, del que nadie parece hacerse cargo totalmente. A la vez, Anabel se siente "maltratada" por el oficialismo. Sobre todo cuando aluden a La Cámpora o al kirchnerismo como "agentes de Kaos". La senadora trabaja junto al gobierno en el asunto de Portezuelo.
En el peronismo tienen quejas parecidas pero en sentido inverso. Agravadas además por el estado de odio permanente sobre Alfredo Cornejo, respecto de quien tienen sentimientos absolutamente negativos. Al ex gobernador le convendría santiguarse de vez en cuando o andar con una cintita roja en la muñeca. Lo que dicen en el PJ es que acuerdan con Suarez, sobre el tema que fuere, y después el gobierno se dispara según la estrategia de Cornejo. "A Suarez, no lo odia nadie..." resumen. Los estados de ánimo influyen mucho en la política.
Es un pecado de inocencia creer que Suarez y Cornejo actúan descoordinados. Aun aunque hubiere diferencias en sus segundas líneas. Una falta similar sería creer que en el peronismo la influencia de Anabel no es decisiva. Ella es Cristina. Y cultiva buena relación con el presidente Alberto Fernández.
Hay un round en medio de la malaria generada por la pandemia que sí ha ganado el gobierno, y es el discursivo, pero apoyado en hechos. Objetivamente, es cierto que el peronismo ha bloqueado una solución aceptable al problema de la deuda mendocina. Lo mismo, que fue el gobierno nacional de Alberto Fernández y no otro, el que hizo oídos abiertos a los pedidos reiterados y a esta altura caprichosos de La Pampa para frenar Portezuelo. Y fue el PJ, empujado por la corporación del kirchnerismo judicial, el que intentó secundado por Protectora y el FIT, voltear el pliego de María Teresa Day. Es el peronismo el que hizo silencio de 48 horas ya sobre el #MendoExit, luego de la sonora "mini campaña" de Cornejo para informar al país sobre el maltrato de Nación a las provincias, pero muy en particular a Mendoza. Y fue este gobierno nacional, el que asistió a provincias "amigas" y terriblemente desprolijas e ineficientes, por encima de Mendoza, una provincia ordenada con sus recursos. Nadie sabe con qué criterio se están otorgando los créditos en el marco de la emergencia. En el gobierno dicen haber pedido 5.800 millones de pesos, pero que les acordaron 3.000 para darles finalmente 1.900. Lo dijo el propio Lisandro Nieri en cuanto micrófono le pusieron por delante. La versión del peronismo difiere. Dicen que en realidad a Mendoza le habrían asignado sólo 1.600 millones de pesos, y que por gestión de la senadora Fernández Sagasti, se habrían conseguido 300 millones de pesos más. Y que en el gobierno habrían conocido este dato de antemano.
Las consecuencias de esta pelea, que por ahora tiene final abierto, no están claras. No quedan en el año grandes temas que tratar en conjunto salvo la llegada de recursos de Nación a Mendoza, y del gobierno a los municipios, el presupuesto del año que viene, del que nadie podría tener hoy una mínima idea. Dependerá de cómo negocien Nación y la propia provincia la deuda con sus acreedores y de la evolución de la economía en la pandemia, de la que ahora nos desayunamos tras 100 días de encierro y cuarentena, que aún no ha llegado el pico.
Nadie podría creer sensatamente que peronistas y radicales deberán seguir tratándose como perros y gatos sin educación. El tenor de las declaraciones y comunicados ha ido escalando fuerte, al mismo ritmo en el que se ensancharon las diferencias. "Nadie da un paso para resolver esto..." se quejan en el peronismo. Veremos. Por lo pronto, el gobernador -que es un hombre práctico- va a convocar a Anabel y Emir para tener una conversación sincera. Todos a la vez.
Para que luego no haya teléfonos descompuestos.