Debido a la pandemia de Coronavirus, la iglesia dispuso que el sacerdote entregue la hostia en la mano, pero los fieles no quieren cambiar la tradición
Taussig respondió a los feligreses que quieren recibir la hostia en la boca
El obispo diocesano de San rafael, monseñor Eduardo María Taussig, tomó la medida de que, en la misa, el cura entregue la hostia en la mano de los feligreses y no en la boca, por precaución sanitaria frente a la pandemia de coronavirus. Sin embargo, están pidiendo que se revea.
Mario Soler, es parte de los fieles laicos que objetan esta decisión y sostuvo que reclama a "nuestro señor Obispo, por quien rezamos, y que a veces no quiere recibir nuestras notas, donde le hemos tratado de explicar nuestros sentimientos, respetando lo que enseña la Iglesia, que no queremos dividir a nadie. Y si el problema mayor se presenta como fundamento y causa de las fuerzas sanitarias y de la autoridad civil, creo que no tienen nada que ver. No podemos recibir órdenes dentro de lo religioso".
"Las razones sanitarias no son válidas, porque es tan contagioso en la boca como en la mano. Si uno tiene todas las precauciones requeridas, puede hacerlo. La Iglesia nos permite y no hay ninguna restricción que esté escrita sobre la forma de comulgar. Si es una decisión civil, no tiene injerencia", remarcó.
Al respecto, Diario de San Rafael lo entrevistó y el obispo explicó: "Todos los católicos confesamos, comulgamos y tratamos de profesar una de las enseñanzas más difíciles de nuestro Señor Jesucristo. En sus enseñanzas nos dejó y nosotros creemos que Él iba a estar presente con nosotros hasta el fin de los tiempos. Entonces Él deja en la ?Última Cena' a sus discípulos un misterio que es difícil entender humanamente. Él parte el pan que ha bendecido y ofrecido al Padre, y se los da a sus apóstoles".
Añadió que "les dice: ?tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo', y prosigue: ?el que coma de este pan y tome de este vino, tendrá la vida eterna'". Por lo tanto, cuando culmina, dice: ?haced esto en conmemoración mía', que es la misa que hacemos y que la realizan los sacerdotes, que en ese momento están obrando como Cristo. Ellos nos dan el pan y el vino, y para nosotros es lo más sagrado que hay. Creemos en eso, tanto los que comulgamos en la mano o de rodillas y en la boca".
Argumentó además que "sabemos que la Iglesia es un gran camino de Dios, pero nos deja una libertad inmensa. Si seguimos a Jesús dentro de la Iglesia, somos libres. Por lo tanto, cuando surge esta dificultad que se prohíbe dentro de la Iglesia, que es lo que pasa ahora con la resolución del Obispado, de que no se puede comulgar en la boca, esta decisión está prohibida en la misma iglesia, puesto que es expresa y deja en el fiel la libertad de recibir al Señor de rodillas y en la boca. El que cree que puede recibirlo de pie y en la mano, lo puede hacer".
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