Uno de los mitos que trasciende al fútbol, talento de sobra despercidiado. "Yo no pienso, yo tengo música en la cabeza", decía.
La historia del Mágico González: Maradona lo envidiaba y él prefirió vivir de fiesta
En el fútbol hay cientos de historias de jugadores talentosos que por no tener la disciplina necesaria, no llegaron todo lo lejos que podrían haberlo hecho. Habilidosos, genios, románticos, arraigados a su ciudad sin las ganas ni la necesidad. Así fue la vida de Jorge "Mágico" González, el salvadoreño que era admirado y envidiado nada menos que por Diego Maradona.
"La verdad es que tuve la suerte de jugar con él en el Barcelona, y después ver los enganches que les pegaba a los españoles, era único. Si vos lo querías imitar no podías, nosotros queríamos imitarlo en los entrenamientos, '¿viste el gol que hizo el Mágico?¿viste el enganche que hizo?', y queríamos tirar el enganche y casi nos desgarrábamos", dijo el Diego en una entrevista.
La presentación en sociedad del salvadoreño fue en el Mundial de España 1982. Allí su selección perdió todo lo que jugó, incluso un doloroso 10 a 1 ante Hungría. Sin embargo su actuación destacó y llamó la atención de varios equipos.
El PSG parecía quedarse con sus servicios, pero el jugador se arrepintió a última hora y esa oferta millonaria quedó atrás. Fue el Cádiz el club que logró convencerlo y llevarlo al fútbol europeo.
En el conjunto español hizo lo que quiso, dentro y fuera de la cancha. Faltaba a entrenamientos, fiestas todas las noches y cualquier acto de indisciplina que pudiese conocerse. Claro, todo quedaba de lado cuando entraba a la cancha a jugar y hacía delirar a la tribuna.
Difícil culparlo por su forma de vivir. De chico contó que dormía en el suelo y que probó drogas, pasó frío y hambre. Por eso sólo había que mirar lo que hacía dentro de la cancha. El "Magico" tuvo días memorables, en un partido por la Copa Carranza, su Cádiz jugaba ante el Barcelona, se fue de fiesta la noche anterior y llegó tarde, directo al banco. Los catalanes ganaban 3 a 0 hasta que ingresó el salvadoreño: dos goles y dos asistencias para darle el triunfo a su equipo.
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"Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Se que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera, no sería yo. Sólo juego para divertirme", expresó González en una entrevista.
En 1984 se fue de gira con el Barcelona, Maradona era parte del plantel. En el viaje por Estados Unidos el salvadoreño anduvo bien, aunque los culés no quisieron comprarlo. El cambio de DT en Cádiz significó su salida, el nuevo entrenador no soportaba su comportamiento. Una temporada en el Valladolid y volvió a su amado club en España, donde era ídolo.
Su carrera europea se terminó en 1989 cuando fue denunciado por violación y decidió regresar a El Salvador. "Mágico González ha destacado en el Cádiz por dos motivos. Además de exhibir su genialidad futbolística, no han cesado a su alrededor los problemas por su especial personalidad y su vida privada, lo que le han motivado diversas problemas disciplinarios en el club", escribió el diario El País en una nota del 16 de agosto de 1989.
"Ahora tengo dinero en los bolsillos, mujeres, amigos y quiero disfrutar la vida a tope. Mi máxima ilusión cuando cuelgue las botas es trabajar de taxista", respondió cuando le preguntaron por qué no entrenaba en serio.
Años después de su retiro, se lo ha visto disputando torneos de exhibición junto a grandes figuras de la época y, siempre que está presente, junto a Diego Maradona, uno de sus amigos que le dejó el fútbol.
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