La emisión descontrolada para sostener el gasto público y la falta de crédito sumirán a la economía argentina en un panorama de inflación y devaluación.
Si Argentina no arregla con los bonistas, el segundo semestre podría ser catastrófico
El gobierno nacional decidió no mejorar significativamente la propuesta para los acreedores externos y, si no logra un acuerdo, las consecuencias serán muy negras para el país.
Así lo explicó el analista económico y financiero Salvador Di Stéfano en una nota para ámbito.com. Allí, asegura que el nuevo archienemigo será la jueza Loretta Preska, quien ocupó el cargo de Griesa, aquel magistrado que defendía las condiciones en la que los bonistas le prestaron dinero a Argentina.
Di Stéfano remara la diferencia entre el trato del país con los bonistas acreedores privados, a los que no les está pagando, y el FMI que viene cobrando en tiempo y forma, al igual que le resto de los organismos financieros internacionales.
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Loretta Preska es la nueva jueza de los acreedores de Argentina
"Argentina afectada económicamente por una cuarentena eterna, no está generando los ingresos necesarios para financiar el gasto público. A eso ahora hay que sumarle que tampoco conseguirá financiamiento genuino para cubrir esta brecha. Todos los caminos conducen a una emisión desenfrenada", adelantó.
Así las cosas, Di Stéfano aseguró que el segundo semestre estará signado por:
- Un derrumbe del precio de los activos financieros y reales de argentina que alejará por un largo tiempo a los inversores.
- Una alta inflación derivada de la emisión descontrolada.
- Una altísima demanda de dólares en todas sus versiones, desde dólar bolsa, blue o contado con liqui. Además, la brecha entre el dólar mayorista y los dólares alternativos volverá a niveles superiores al 80%.
- El precio de los bonos y acciones sufrirán una fuerte baja, ya que el probable no acuerdo en la reestructuración de la deuda pública afectaras las expectativas que traía el mercado, que siempre fue optimista.
- Una pérdida del poder adquisitivo de los asalariados muy elevada que derivará en una economía mucho más informal, con márgenes escasos y una presión tributaria exuberante.
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