Cansados de esperar los pastores encabezados por el apóstol y legislador presentaron un recurso contra la cuarentena que no autoriza la congregación de fieles en las iglesias.
Bonarrico pide amparo a una jueza para abrir los templos evangélicos
El pastor evangélico y senador provincial Héctor Bonarrico es un experto en llamar la atención, dicho esto sin una valoración sino descriptivamente. Su condición de líder religioso le debe aportar mucho a esa capacidad de hacerse notar con sus posturas y sus iniciativas. El hecho de hacer ver sus pensamientos teocráticos en la función pública lo hacen distinto.
Este es el caso de su última acción institucional donde su impulso como referente evangélico y desde su banca legislativa lo evidencian como un vocero de sus seguidores e invoca el derecho constitucional de la libertad de culto y del derecho a profesar cualquier creencia de fe. Por eso con otros pares suyos partieron a tribunales y radicaron un amparo en el Tribunal de Gestión Asociada de Capital y el expediente quedó registrado bajo el análisis de la jueza María Luz Coussirat.
La demanda se concretó el viernes 5 luego de conocido el anuncio de Alberto Fernández que aquí en Mendoza pasábamos a la fase del "distanciamiento social" abandonando la etapa del "aislamiento".
Es decir el apóstol y parlamentario junto a sus colegas buscan ampararse en la justicia para lograr volver a sus reuniones de fe.
Bonarrico lo presenta como una intromisión del Estado en las cuestiones de la religión sus pobladores y plantea: "si el Estado es laico y proclama que la religión no puede inmiscuirse en él, entonces por qué el Estado quiere regular las prácticas religiosas".
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Aduce también, verbalmente, que mucha gente ha sufrido por el encierro y necesita de la ayuda espiritual que encuentran en las religiones y menciona, además de los evangélicos, a católicos y mulsumanes y judíos en su apología de la libre expresión de culto.
Iglesias deficitarias
El aspecto que no hay que dejar pasar de este planteo está en el mismo texto del pedido de la acción de amparo. Son dos párrafos que explican los problemas terrenales de los pastores. Veamos.
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Sin plata nos fundimos. "Los templos se encuentran cerrados desde el 20 de marzo del corriente cumpliendo con las normativas del Aislamiento Social Preventivo. En nuestra provincia las iglesias evangélicas son 'ONG sin fines de lucro', pero se encuentran inscriptas como comercios, debiendo tributar impuestos con tasas diferenciales. Al mantenerse cerrados no cuentan con los medios necesarios para poder afrontar gastos tales como, sus propios medios de comunicación, ya que no cuentan con ninguna clase de auspiciantes ni publicidad por parte del estado ni de particulares, impuestos, servicios, sueldos y compromisos que estos poseen".
Un servicio más que espiritual, esencial. "Ante tal difícil realidad, se necesita de manera urgente e imperiosa que se tomen medidas desde el PEP (Poder Ejecutivo Provincial), ya que en nuestra provincia han tenido que cerrar 11 sus puertas varios templos al no poder afrontar sus gastos fijos, por ejemplo el alquiler, servicios de agua, luz, gas. Dejando desprotegidos no tan solo a los fieles que asisten sino que también a la comunidad debido a que su contención y su trabajo social se extienden a gran parte de la población necesitada por intermedio de comedores, escuelas, merenderos, atención a personas en situación de calle, personas con adicciones, depresivas, atención a mujeres maltratadas, abusadas, madres solteras".
Con esta situación los pastores ruegan que la jueza Coussirat apure el expediente y los ampare judicialmente.