Ocurrió en Buenos Aires. Estuvo seis meses prófugo y lo atraparon en el barrio de San Cristóbal.
Detuvieron a un sepulturero que habría matado y enterrado a su madre
Un hombre que trabaja en un cementerio de Buenos Aires fue detenido este martes, acusado de un horrible crimen. Gustavo Fabián Guzmán estuvo seis meses prófugo, acusado de matar a su madre y hacer desaparecer el cuerpo. Fue atrapado en el barrio de San Cristóbal.
El caso ocurrió en 2019, en Pilar. Según la causa, Guzmán mató a su propia madre y continuó cobrando la jubilación. El caso está caratulado como homicidio, aunque no hay cadáver.
Este martes los efectivos del Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina encontró a Gustavo Fabián Guzmán, de 50 años, en un domicilio de la calle México 2300, en San Cristóbal, según informaron fuentes judiciales y policiales a Télam. La investigación está a del fiscal Gonzalo Acosta, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Conexos a la Trata de Personas de San Isidro, que se encarga de las causas por averiguación de paradero. Guzmán estaba prófugo y con una orden de detención emitida por el juez de Garantías 7 de Pilar, Walter Saettone, desde el 21 de noviembre de 2019.
Sin embargo, Guzmán ya estaba desaparecido desde el 19 de abril del año pasado, cuando decidió abandonar la casa de Villa Rosa donde convivía con su madre luego de ser interrogado por la policía, a partir de la denuncia que una de sus hermanas formuló por la desaparición de su madre, Inés Ester Ríos, de 71 años.
La imputación contra Guzmán, es por "homicidio agravado por el vínculo", delito que prevé una pena de prisión perpetua, y para la Justicia el crimen ocurrió el 1 de enero de 2019, después de las 20.
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La principal hipótesis del fiscal Acosta es que Guzmán asesinó a su madre e inventó distintas excusas para justificar su ausencia, para quedarse con la casa donde convivía con ella en la calle Manzone y De la Cárcova, de la localidad de Villa Rosa, partido de Pilar, y para cobrar su jubilación.
Guzmán se convirtió en sospechoso desde el inicio, no sólo porque se escapó cuando supo que había una denuncia por el paradero de su madre, sino por las múltiples y contradictorias versiones que dio en sus declaraciones.
Según consta en el expediente, a una hermana le dijo que su progenitora se había ido de visita a lo de una hermana de ella; le contó que se había ido de paseo "al norte o al sur"; a un vecino, que estaba en el centro de jubilados y no sabía si se había ido de viaje; a un cuñado, que se había ido a Escobar; y a otro familiar, que había ido a Campana a visitar a un hermano que le habían amputado una pierna, algo que se verificó era falso.
Además, el fiscal determinó que, unos 15 días antes de desaparecer, Guzmán se había mudado a la casa de Villa Rosa con su pareja y sus hijos, algo a lo que, según el entorno de la propia víctima, su madre no lo hubiese aceptado. La concubina de Guzman declaró que nunca había visto a la mujer, y que él le había dicho que "estaba de viaje".
La última persona que vio a Ríos con vida fue un vecino que declaró que dialogó con ella el 1 de enero de 2019, luego de que él sufriera un hecho de inseguridad en el que el ahora imputado había ayudado con un machete a detener al delincuente que había entrado a robarle a su casa, razón por la que el ahora imputado tuvo que ir a declarar a la comisaría en aquel momento.
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Este testigo dijo que a partir de ese día, a Ríos no la vio más y al imputado Guzmán lo vio usar el celular de su madre con la excusa de que estaba gastando el "pack de mensajes" que tenía la línea.
Otros vecinos declararon que solían ver a Guzmán con el machete y una de sus hermanas lo describió en el expediente como un hombre "adicto a los estupefacientes, violento, mentiroso, que conocía de armas y decía que las tenía y que sabía hacer pozos porque había trabajado en un cementerio" como sepulturero.
Ríos solía ir a cobrar en persona su jubilación y aunque en los últimos tiempos la solía acompañar su hijo, ella nunca dejaba de ir.
Pero el fiscal Acosta logró averiguar que los 12.700 pesos del haber jubilatorio correspondiente a enero, febrero y marzo de 2019, los fue a cobrar Guzmán sin su madre y que ya a partir de abril de ese año no pudo volver a cobrar porque se había vencido el certificado de supervivencia de su madre.
Para el fiscal Acosta y el juez Saettone, la única razón por la cual una mujer como Ríos, que vivía de su jubilación, no haya renovado el trámite de la supervivencia "es que está muerta", según escribieron en el expediente.
Los investigadores judiciales también destacaron que en el allanamiento a la vivienda de la víctima no sólo se encontró el celular de Ríos que según testigos usó su hijo en los días posteriores, sino también elementos de carácter íntimo como su dentadura postiza y su reloj de los que no se desprendería en caso de estar con vida.