Pocos podían predecir que, para cuando naciera el bebé, estarían varados al otro lado del Atlántico debido a la pandemia de coronavirus.
Pareja argentina tuvo un bebé por vientre subrogado y está varado en un hotel
Cuando Flavia Lavorino decidió tener un bebé por gestación subrogada, buscó Ucrania en un mapa y calculó la distancia. Unos 12.800 kilómetros separan Buenos Aires, en Argentina, de la capital ucraniana, Kiev.
"Cuando ya estábamos vencidos y sin esperanzas y habíamos decidido dejar de intentarlo, un compañero de trabajo nos comentó de la gestación subrogada en Ucrania", le dice Flavia a la BBC.
"De repente se volvió real, posible. Nos entusiasmamos muchísimo".
Ella y José Pérez, su pareja desde hace 15 años, habían probado todos los tratamientos de fertilidad posibles.
Flavia logró quedar embarazada a través de un procedimiento complejo y doloroso solo una vez, pero tuvo un aborto natural.
"Así que cuando nos confirmaron que el embarazo de la gestante en Ucrania iba bien, estábamos emocionadísimos", cuenta José.
Pocos podían predecir que, para cuando naciera el bebé, estarían varados al otro lado del Atlántico debido a la pandemia de coronavirus.
Su hijo, Manuel, tiene ya siete semanas, y ellos aún no han podido conocerlo.
"Esta es la peor pesadilla. Imagínate todos los años que llevamos esperando y ahora la espera se alarga todavía más, sin que tengamos siquiera idea de cuándo vamos a poder viajar", dice José.
Ucrania, como muchos otros países, ha cerrado sus fronteras a los visitantes internacionales en un esfuerzo por limitar la propagación de la covid-19, que ha matado a más de 90.000 personas en todo el mundo.
Eso ha dejado en el limbo a decenas de bebés nacidos de madres gestantes ucranianas, y que debían ser recogidos por sus padres extranjeros, en uno de los principales focos del turismo de fertilidad en el mundo.
La subrogación comercial es legal en Ucrania, y también es un gran negocio.
El precio del paquete promedio de reproducción asistida aquí oscila entre losUS$30.000 y losUS$50.000, una fracción de lo que cuesta en Estados Unidos y otros países donde el negocio de los vientres de alquiler es legal.
Para la pareja argentina, supuso pedir un préstamo y también dinero a la familia.
El hijo de la pareja nació antes de lo previsto, el 30 de marzo.
Los ansiosos padres recibieron mensajes de texto en las primeras horas de esa mañana, cuando se dirigían al trabajo.
"Nos avisaron que nuestro hijo había nacido, y nosotros estábamos a 12.500km de distancia. Casi chocamos, tuvimos que parar en un puente que está cruzando al trabajo", recuerda Flavia.
Más tarde ese día pudieron ver por primera vez a su bebé sano, de 3,720kg y 52cm, a través de una fotografía.
La clínica ucraniana hizo las gestiones para que los bebés varados se quedaran en un pequeño hotel que la compañía posee en las afueras de Kiev.
No está solo Manuel: unos 50 recién nacidos están siendo atendidos en un gran cuarto reconvertido en guardería.
Y el número puede seguir creciendo, ya que hay más partos programados para las próximas semanas y es poco probable que se levanten las restricciones de la cuarentena.