Sucedió en Córdoba. El hombre había sido condenado a ocho años de prisión y la Justicia no le comunicó la noticia a la víctima.
Su padre la había abusado y le dieron domiciliaria: "Mi corazón duele"
Hace días, en Córdoba, un hombre que había abusado sexualmente de su hija recibió el beneficio de la prisión domiciliaria por tener 61 años y una patología cardíaca y ser "población de riesgo" por el coronavirus. La víctima expresó sus sentimientos y su indignación en una carta: si bien ahora tiene 23 años, cuando fue abusada tenía 14.
Según el abogado de la víctima, Juan Manuel Rivero, consignado por el diario La Voz, la Justicia no le informó a la joven del beneficio de su padre y se enteró "por terceras personas". La jueza María Teresa Garay fue quién le dio la domiciliaria al abusador y los fiscales generales adjuntos de la provincia, José Demmel y Héctor David, solicitarán un jury de enjuiciamiento.
Antonio P. fue condenado a ocho años y tres meses de prisión y, según detalló el abogado, le faltaban siete años para terminar su condena, porque llevaba un año y dos meses detenido. Sus abogados aseguraron que sufre problemas cardíacos, hipertensión y diabetes. Estaba cumpliendo la condena en la Unidad Penitenciaria N°7 de la ciudad de San Francisco.
La víctima escribió un escrito con lo que siente y vive, como lo publicó el canal cordobés El Doce.
La carta
Este es un escrito de parte de una persona que hoy ya no siente nada. Toda mi vida me movilicé para buscar lo mejor y cambiar la realidad que me aquejaba. Y así fue.
En términos de magnitud, el delito de abuso sexual doblemente agravado termina siendo un detalle a comparación de toda la violencia de género ejercida por esa persona. Le dediqué años de mi vida a que tome responsabilidad de sus actos, en contra de todo pronóstico familiar y social, en pos de conseguir el privilegio de vivir tranquila, en libertad. Y la justicia me acompañó. La justicia validó mi sentir y me protegió.
Pero el 23 de abril, fue un antes y un después. Me enteré por terceros que "mi papá está libre". Que no era prisión domiciliaria. Desde ese día ya no me da más la cabeza. Y yo pregunto... ¿Qué pasó acá? ¿Por qué me tengo que enterar de esta forma? ¿Desde cuándo me soltaron la mano? Yo no pedí esto.
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Trato con todas mis fuerzas de vivir lo más normal posible, pero ya sé que no se puede. Pareciera que tuviese que empezar de nuevo, me cuesta y juro que trato de hacer lo mejor. Pero esto es demasiado.
Hoy es un día para el olvido. Es un día en el que lo profundo de mi ser llora. Mi corazón duele y sin entender por qué, ya que desde entonces estoy bloqueada. Sigo creyendo. La fe que me acompaña es muy grande. Pero hoy me invade un fuerte dolor de cabeza.
¿Sabía de la existencia de este pedido?
Yo no supe de este pedido puntual de prisión domiciliaria. Seguía las noticias de los medios de comunicación y si bien podía llegar a ser una posibilidad, parecía muy poco probable. El viernes me enteré (cuando el abogado llamó), que el pedido se resolvió en tres días y el jueves 23/04 le otorgaron la prisión domiciliaria. SIN TOBILLERA. SIN CONTROL ELECTRÓNICO.
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¿Interpondré una acción ante esta resolución?
Sí, con toda certeza. Esto lo llevará a cabo mi abogado Juan Manuel Rivero, al cual agradezco profundamente por la profesionalidad con la que abordó este tema desde los comienzos.
¿Qué contacto tenía con mi papá desde que está detenido?
No tenía contacto con el agresor.