"Por más que esté preso, una persona no pierde la dignidad" , manifestaron las autoridades eclesiáticas.
La Iglesia ofreció hospedar a presos que reciban la prisión domiciliaria
Autoridades esclesiásticas de país ofrecieron este jueves brindar hospedaje a presos que sean beneficiados con la prisión domiciliaria para evitar el peligro de contagio por coronavirus en la cárcel.
Así lo anticipó a LA NACION el obispo Juan Carlos Ares , presidente de la Pastoral Carcelaria del Episcopado, al reiterar que la Iglesia se ofreció a participar de un espacio de diálogo para resolver la crisis planteada en torno de la pandemia del coronavirus en las cárceles y la polémica que generó la liberación de detenidos. Aclaró, sin embargo, que no fue convocada.
"Por más que esté preso, una persona no pierde la dignidad" , dijo monseñor Ares, que es también obispo auxiliar de Buenos Aires y por su trabajo pastoral visita con frecuencia la cárcel de Villa Devoto, entre otras unidades penales. Las reuniones del Gobierno con las autoridades del penal y los presos se realizan en la capilla de la cárcel, pero la Iglesia no interviene ni participa de las negociaciones.
La semana pasada, durante el motín en el penal de Devoto, la comisión episcopal de Pastoral Carcelaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) dijo en un comunicado: "Acuérdense de los que están presos" (Carta a los Hebreos 13, 3), la Iglesia denunció el "hacinamiento en que se vive hace años" dentro de los penales, y reclamó un "pronto tratamiento" y "medidas extraordinarias" de todos los poderes del Estado ante la situación de detenidos que integran los grupos de riesgo.
"Con dolor, gran preocupación y apoyados en la oración como pastores del Pueblo de Dios volvemos a ofrecernos, como en tantas mesas de diálogo, para buscar juntos caminos posibles ante esta emergencia sanitaria; sobre todo para con los más desprotegidos y vulnerables", señaló la comisión en el mensaje.
"La pandemia del Covid-19 en toda sociedad golpea a todos por igual, sin distinción. Y al mismo tiempo pone en evidencia las deficiencias y precariedades ya existentes en una comunidad concreta. Nuestro país en distintos órdenes y estamentos refleja grandes contradicciones y carencias que si bien no son nuevas, a medida que no se asumen y enfrentan, agudizan y deterioran notablemente el tejido social", advirtió la comisión episcopal.
"Las situaciones de violencia, abandono, indiferencia, egoísmo, olvido y división provocan lesiones casi mortales en una sociedad como la nuestra que ya no soporta más atropellos a los derechos humanos", agregó en la declaración.