Todo el personal que trabaja en el sector de terapia intensiva despidió a un hombre que superó esa fase. Es el esposo de la mujer que la semana pasada también pudo salir de cuidados intensivos luego de 25 conectada a un respirador.
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Coronavirus. Es la palabra que más escuchamos desde hace más de un mes y medio. Estamos subiendo una montaña muy empinada. Muchos transitan la pandemia con miedo, angustia, encerrados y algunos en soledad. La enfermedad es muy contagiosa y no solo la salud está en juego, también la economía. Es decir, el escenario es actual es duro y lleno de incertidumbre. Sin embargo, siempre hay una horizonte para ver, algo para inspirarnos, un hecho que nos ilusione o nos gratifique, por pequeño que sea. En medio de toda preocupación, ocurren situaciones emocionantes y que nos alegran.
Este miércoles por la mañana, en el Hospital Del Carmen, en Godoy Cruz, un hombre infectado con coronavirus dejó la terapia intensiva. Se trata de la cuarta persona que deja la zona de cuidados críticos. Médicos, enfermeros y todos los trabajadores de este centro asistencial que trabajan en ese sector despidieron con aplausos al paciente.
Además de la alegría que genera que una persona que logra salir de esa instancia crítica, en la que está traqueotomada, hay que también aplaudir de pie a los profesionales y empleados de la terapia intensiva del hospital, como de tantos otros, que hacen todo lo posibe para cuidar, atender y curar a un paciente con coronavirus, sabiendo del riesgo que esto conlleva.
El personal de este hospital, como el de otros, son personas que luego de su trabajo vuelven a sus casas y pueden contagiar a sus familias por haber estado salvando a otras.
Ese hombre que dejó la terapia también tiene una historia particular. Es el esposo de la mujer de 71 años que la semana pasada también superó el coronavirus. Ella también fue aplaudida al dejar la terapia intensiva luego de estar 25 días conectada a un respirador.
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En breve, el matrimonio estará junto a toda su familia, que seguramente será una alegría difícil de describir. Sus hermanos, sus hijos, sus nietos habrán sentido mucho miedo y por momentos, desesperanza habida cuenta de la edad del matrimonio. Ya pasó para ellos, le queda a toda la familia disfrutar. A nosotros nos obliga, también, ponernos contentos y mirar el vaso medio lleno.
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