La población más joven ya lleva 40 días confinada. Los efectos del encierro se manifiestan con alteraciones emocionales y sufren de insomnio como una de las características del aislamiento.
Coronavirus: piden a la Nación dejar salir a niños y adolescentes a las plazas
Nadie tiene en cuenta los efectos del encierro en niños y adolescentes. Esa es la primera percepción que aparece del escenario actual en la lucha contra la pandemia de coronavirus en Mendoza y en el país. Para colmo el regreso a las escuelas, que podría significar descomprimir esta medida, es remoto (es estima que será entre agosto y septiembre).
Las reacciones negativas más evidentes desde la mirada del Estado es que los niños, niñas y adolescentes sufren más situaciones de violencia en las casas, eso denota en las presentaciones en el área de protección a la niñez. También sufren de insomnio y si bien se adaptan a esta realidad de confinamiento sienten las condiciones extremas de la convivencia permanente.
Por eso en la última reunión de todas áreas de niñez de las provincias se pidió que se habiliten permisos para salir a las plazas con todos los cuidados y un protocolo a cumplir. Pensando en que los chicos puedan descomprimir. Así lo describe Vanina Barone la responsable de la Dirección General de Protección de Mendoza.
Entonces será el secretario nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social, Gabriel Lerner quien lleve este pedido a la cúpula que comanda el manejo la cuarentena impuesta para domar al virus.
Mensajes desde Madrid
Hay una información que viene España que nos da más contexto del asunto que hace centro en la población en formación y que aguanta estoicamente el aislamiento social, y quizá sean los más conscientes en las medidas de prevención para no propagar el Covid-19.
Por eso el presidente "Pedro Sánchez anunció que los pequeños de la casa podrán por fin ?disfrutar un rato del aire libre' a partir del próximo 27 de abril. Quedan por ver los detalles y algunos interrogantes, como qué ocurre con los menores mayores de 12 años, edad a la que el presidente aludió como límite para la nueva medida", según narra la crónica del diario global El País.
Desde Barcelona, donde ahora reside el psicólogo mendocino Matías Vasquez completó el panorama de lo que les pasa a los chicos en estas condiciones.
"El aislamiento tiene consecuencias negativas a nivel psicológico en toda la población, trae aparejado el aumento de ansiedad y con ella algunos síntomas característicos. A ello hay que sumar la incertidumbre con la que vivimos porque en definitiva no hay certeza de cuando la vida va a volver a ser lo que era antes. De alguna manera esta situación nos obliga a iniciar un proceso de duelo", puntualiza a modo de prólogo de su análisis.
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"Los niños no quedan exentos y la forma en la que lo viven puede ir variando de acuerdo a su edad cronológica, pero nunca de manera favorable. Por un lado, la cuarentena ha obligado a muchos padres y madres a tener que encontrarse con sus hijos de manera obligada. Pasaron de compartir momentos del día a estar 24 horas los 7 días con ellos, y en muchos casos a tener que interrogarse sobre su rol de padres. Asimismo asumir nuevas tareas como la educativa, en esto de ser mediadores entre la seño de la escuela y sus hijos", describe el profesional como si viera una postal familiar en pandemia.
Síntomas de regresión
El psicólogo mendocino se toma un tiempo para detallar aún más en plano de las relaciones de niños o adolescentes cuando comparten el mismo espacio con sus progenitores. "Toda esta situación refuerza de alguna manera una relación preterita, que es la de la madre y el bebé en un estado de ?burbuja' o simbiosis. Por ello no es poco común que muchos niños puedan desarrollar algunas regresiones a edades más tempranas. Esto se manifiesta por ejemplo en el control de esfínteres, o querer volver a dormir a la cama de los padres".
"En este sentido es muy importante intentar dentro de lo posible que mantengan contacto con el exterior: hacer una videollamada a un familiar o amigo, algo que lo contacte con la exogamia, con eso que está afuera, con lo distinto", refuerza Vasquez.
Por eso apela al esfuerzo personal de abrir el diálogo para que haya un canal de expresión por parte de los más pequeños. "En todo esto la palabra cobra un valor fundamental. Primeramente en el sentido de poder generar espacios de diálogo y acompañarlos en poder expresar qué es lo que pasa, cómo se sienten. Esto ayuda a que la ansiedad empiece a tramitarse. Por otro lado también es bueno poder ofrecerles alguna explicación acorde a su entendimiento de esta situación", orienta y concluye el psicólogo.