Una entrevista a fondo con la directora de Planificación de la Calidad Educativa de la DGE, Silvina Del Pópolo, reveló cómo viven y qué les deja a los educadores la experiencia de la escuela en casa.
"La educación no volverá a ser la misma que antes del aislamiento"
"Hay 1500 millones de niños en el mundo estudiando en casa", graficó Silvina Del Pópolo, la directora de Panificación de la Calidad Educativa, de la DGE.
"El gran aislamiento", como lo definió el FMI, no solo es una circunstancia histórica para la humanidad: es un punto de inflexión que provocará muchísimos cambios en la forma en la que estamos acostumbrados a vivir. Y la educación será, sin dudas, uno de los ámbitos adonde los cambios se verán más reflejados.
"Esto nos va a devolver una escuela diferente" reflexionó Del Pópolo en entrevista con el Post. "Esta es una particularidad que el sistema educativo nunca transitó, aun cuando hay otros países que hacen home schooling desde hace tiempo es distinto: primero porque los padres eligen esa modalidad y, además, porque en esa elección los papás buscan una educación diferente a la que pude ofrecer la escuela."
Ver también: "Ministros de educación de todo el país analizan cómo siguen las clases"
Las tareas que mandan, ¿suplen la escuela?
En este contexto, la funcionaria contó que, si bien todos los países se encontraron de pronto trabajando sobre líneas tentativas y viendo como evolucionan, obviamente cada escuela es un mundo. "Organizar un sistema educativo no presencial demanda tener en cuenta muchas variables como el acceso de los chicos a tecnología, los recursos con los que cuentan los papas más allá de lo tecnológico, porque no todos están en las mismas condiciones de acompañar a sus hijos en el aprendizaje", aclaró.
Es por esto que la DGE busca mantener una propuesta de actividades que garanticen los aprendizajes prioritarios. Es que los contenidos que envían las escuelas hasta el momento parecen no avanzar en nuevos conocimientos, sino que se trata de diferentes ejercicios matemáticos o lecturas que refuerzan lo ya aprendido.
Por eso, la explicación de Del Pópolo: "la propuesta toma como eje la comprensión como mecanismo cognitivo. Aun cuando no están viendo un tema nuevo en particular. Y, por otro lado, el segundo eje es el del razonamiento matemático. "El proceso de aprendizaje esta mas vinculado al desarrollo de habilidades que a los temas que se vean, por eso apuntamos a que cada alumno pueda tener su propio ritmo, porque lo que se busca es que el alumno sepa aprender."
"Lo que importa en definitiva es qué hago con la información que recibo. Eso es aprendizaje, adquirir habilidad, y ahí hay un desafío interesante para la escuela que viene", sostuvo Del Pópolo. "Lo cierto es que tampoco podemos mandar contenidos nuevos porque los papás acompañan, pero no son docentes, no podemos pedirles que se pongan a enseñar".
Una escuela también para padres
Entre la enorme cantidad de novedades que plantea, incluso para la DGE, la implementación de la escuela no presencial, está lo que sucede con los papás.
Es que los contextos son tan variados que, en muchos casos, los padres están aprendiendo con sus hijos.
"Esta experiencia ha revelado mucho: por un lado a los papás parados en un nuevo rol que es el de acompañar a los hijos, por otro lado, una revalorización del docente y de la escuela, incluso como lugar adonde los hijos están cuidados. Y también revela las dificultades de los que menos tienen".
En este sentido, la directora de Planificación contó que la implementación de esta forma a distancia le ha dado a la DGE una fotografía precisa de la realidad de cada chico y de cada familia. En principio por la necesidad de saber quiénes son los alumnos que tienen acceso a internet, terminaron sabiendo si hay una madre sola con cuatro chicos y un solo celular, o si hay familias que no tienen ningún acceso o si hay chicos que no tienen prácticamente ningún acompañamiento.
"Las realidades son todas distintas, desde los que tienen computadoras hasta mamás en Ugarteche que tienen que caminar kilómetros hasta enganchar señal y mandan las tareas con una alegría que emociona, e incluso les cuentan a las docentes todo lo que están aprendiendo", recordó.
Ver también: "Para Thomas, el coronavirus muestra la diferencia social en la educación"
Nuevos desafíos
El aislamiento, la convivencia, los nuevos roles que se deben asumir, el cambio de la cotidianidad, tienen su lado malo y su lado bueno. "Nadie puede aprender bajo estrés", dijo la funcionaria. Y lo cierto es que tanto padres como niños y también los docentes, estamos viviendo una situación estresante.
Pero, como siempre, son ellos, los maestros, los que terminan conteniendo. "La contención emocional se ha vuelto una prioridad en esta forma de educar. En un principio solo habíamos pensado en el envío de actividades para hacer en un período corto, pero a medida que vemos cómo viene la mano, sabemos que tenemos que tener en cuenta lo emocional", indicó la funcionaria.
Es por eso que la DGE está preparando una batería de acciones de acompañamiento para los padres y toda la comunidad educativa, que se conocerá en los próximos días.
"Hemos vuelto a unirnos en la situación de aprendizaje y es muy movilizante para todos: el reencuentro padres e hijos emociona. Saber que muchos padres volvieron a leer cuentos, o escucharon por primera vez leer a sus hijos y se sorprendieron de lo bien que lo hacen, es realmente muy movilizador. Y no tenemos que perderlo."
Por el momento, la DGE está resolviendo momento a momento las situaciones que se van presentando: todavía no está definido ni cuándo volverán los chicos a clases, ni cómo se evaluará lo que hicieron en casa. "Lo que es seguro, es que todo esto va a traer una transformación muy grande a la educación", reiteró.
Tal como escribió Haruki Murakami: "Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Aunque una cosa sí es segura: cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta."