No se hizo en el Coliseo de Roma por cuestiones de seguridad por el coronavirus.
El papa Francisco realizó el Vía Crucis en el Vaticano a puertas cerradas
El papa Francisco realizó el Vía Crucis a puertas cerradas en el Vaticano, sin visitar el Coliseo de Roma por cuestiones sanitarias y por la crisis generada por la del coronavirus. Tradicionalmente se realizaba en el anfiteatro de la capital de Italia, pero la pandemia obligó a modificar el escenario.
El Vía Crucis (en latín, "camino de la Cruz") es una de las más antiguas devociones católicas que se realiza cada Viernes Santo. Consiste en acompañar la Pasión y Muerte de Jesús, repasando 14 momentos o estaciones desde que fue condenado a muerte hasta su sepultura. Juan Pablo II lo reformó y agregó una estación más: se implementa en algunas oportunidades, dedicada a la Resurrección.
El Vía Crucis se reza de pie y en algunos momentos de rodillas. Debe hacerse caminando, deteniéndose en cada estación para recordar el camino de Jesús al Calvario. De frente a una de Plaza San Pedro iluminada solo con velas, y acompañado por el ceremoniero pontificio Guido Marini, el Papa encabezó la celebración.
No hay personas en las celebraciones.
Un grupo de cinco prisioneros, una familia víctima de asesinato, la hija de un condenado a cadena perpetua, fueron parte como autores de las meditaciones este viernes. Todos ellos relacionados con la Capellanía del centro de detención "Due Palazzi" de Padua. Otro grupo de portadores de la Cruz estuvo integrado por médicos y enfermeros del Vaticano , tal como comunicó Vatican News.
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La cruz simbólica de la celebración, que fue cargada en estaciones dispuestas alrededor del obelisco de la Plaza San Pedro y en las escalinatas que llevan hacia la Basílica, fue llevada por los dos grupos.
Francisco, durante el Viernes Santo.
La última vez que un Papa no pudo ir al Coliseo para el Vía Crucis fue en 2005,cuando Juan Pablo II faltó por primera vez en sus 26 años de pontificado debido a las complicaciones de salud que días después lo llevaron a la muerte.
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Francisco había iniciado el Viernes Santo en la basílica de San Pedro, donde, postrado tres minutos en silencio en el piso, dio el primer paso para la celebración de la denominada "Pasión del señor", que se caracteriza porque el Papa no predica sino que se limita a escuchar la homilía del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, un capuchino de 85 años que también lo guía en sus ejercicios espirituales anuales.
Así lució el Vaticano, sin público.
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