El futbolista llegó a Godoy Cruz con 19 años y la pasó mal en Mendoza. En una ocasión casi fue linchado por hinchas de la Lepra.
Las desopilantes anécdotas del hondureño Crisanto en su paso por el Tomba
En el 2008 Godoy Cruz estaba en plena campaña para regresar a Primera División y en medio de la temporada llegó un futbolista desconocido a probar suerte. Se trataba de Wilmer Crisanto, quien arribó a Mendoza sin nada procedente de Honduras para ser probado con el objetivo de triunfar en el fútbol argentino. Terminó siendo la peor experiencia en la carrera del lateral derecho.
Las cosas comenzaron a salir mal desde el comienzo mismo del viaje, cuando Cristanto, que en aquel entonces tenía 19 años, se quedó dormido en el aeropuerto de La Paz, en Bolivia, y perdió el vuelo a Mendoza. "Llegué muy de noche, me dormí un rato y me pasé. Me desperté desesperado y comencé a llorar. Pude abordar un vuelo al mediodía y llegué con 15 horas de retraso. Además las valijas nunca llegaron hasta tres semanas después. Estaba solo, sin ropa para entrenar, sin plata para comer. Al estar a prueba el club solo me daba hospedaje en un hotel y un par de comidas al día. La pasé muy mal", relató el hondureño en una nota publicada por Diario Deportivo Diez de Honduras, hace unos años.
El relato de su experiencia con la camiseta del Tomba no mejora, al contrario. "Pasé mucho tiempo a prueba, demasiado. Iba a los entrenamientos y sólo trotaba al rededor del campo de juego", contó en la misma entrevista. Hasta que finalmente su espera tuvo resultado: "Una vez contrataron a un colombiano llamado Jairo Castillo y él me ayudó. Le dijo al técnico que si no me iban a tener en cuenta me dejaran ir para no perder más tiempo. Ahí me hicieron contrato y cambió todo, me dieron todo", detalló.
Crisanto ha sido el único futbolista hondureño en la historia de Godoy Cruz.
No obstante futbolísticamente no llegó a trascender y jugó solamente un partido con la camiseta del Expreso. "No daba para jugar, es la realidad. Era muy joven y si bien me esforzaba en los entrenamientos, no me alcanzaba para quedar en la lista de convocados y terminaba jugando en Reserva", confesó.
Casi lo linchan
Wilmer Crisanto una vez la pasó muy mal en la calle Arístides Villanueva y vivió una experiencia que lo catapultó a regresar a su país más rápidamente de lo esperado. "Iba a llamar a mi mamá a un cyber y no tenía dinero para el autobus - contó -, por eso me fui caminando. Así fue que llegué a una zona que pertenecía a Independiente Rivadavia, y yo iba con la ropa del club. De repente sentí '¡Ahí está el negro del Tomba, matémoslo, matémoslo!'. Cuando escuché eso empecé a correr y me empezaron a seguir varios tipos", detalló.
La odisea siguió: "Vi que tenían piedras y otras cosas. Nadie corre así a una persona solo para darle un susto. Para mí me iban a matar en serio. Al otro día lo conté en el entrenamiento y me dijeron que me fijara en dónde me metía porque el Independiente Rivadavia estaba en segunda división y tenía celos de Godoy Cruz".
De Cristanto
Wilder Crisanto nació en La Ceiba, Honduras, en 1989. Debutó como profesional en Victoria, de su país, en el 2007. En el 2008 llegó a Godoy Cruz, sólo jugó un partido y luego regresó a su club hasta el 2013. Desde el 2014 juega en Motagua, uno de los equipos más importantes del país centroamericano y en donde logró cuatro títulos. En la actualidad tiene 31 años.