Celia está en Madrid junto a más de cien argentinos, en los que se encuentran 15 mendocinos. Tiene remedios sólo para los próximos diez días.
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Uno grupo cercano a 120 argentinos, incluidos unos 15 mendocinos, están varados en el aeropuerto de Barajas de Madrid, España, desesperados porque no pueden volver a la Argentina debido a la suspensión de repatriaciones decretado por el Gobierno Nacional por el coronavirus Covid-19. Entre los pasajeros se encuentra Celia Betbeder, paciente oncológica con remedios sólo para los próximos diez días.
Los pasajeros argentinos se fueron acumulando en el aeropuerto con el recorrer de los días pero sobre todo en las últimas horas con la decisión de Alberto Fernández. Este miércoles 25 de marzo estaban embarcados, con check-in ya realizado y a punto de subir al avión, pero fueron "sacados" de mala forma.
La mendocina Marisol Rodríguez, una de las pasajeras varadas, le contó al POST que "no tenemos ninguna solución, porque las aerolíneas tienen todas las intenciones de llevarnos. Pero por más que tengan la voluntad de hacerlo, no se pueden".
Marisol relató los periplos realizados hasta el momento: vuelos cancelados, horas y horas de intento para comunicarse con las empresas, Consulado en silencio, reprogramaciones, nuevas cancelaciones y la situación de este miércoles, cuando estaban a punto de abordar el avión y fueron sacados.
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"Cuando ya teníamos el check-in hecho, empezaron a sacar a todos los argentinos y de mala manera nos dijeron que el presidente no quería que los argentinos pisaran el suelo en el país, que había puesto un decreto y que nadie más quería a los argentinos porque estaban llenando todos los aeropuertos. Había gente desde hacía tres días acá".
Los mendocinos y argentinos están en Barajas.
Celia Betbeder, de Mar del Plata, es una de las tantas pasajeras argentinas que quiere volver. Es paciente oncológica y sus remedios se le terminarán en diez días. Sobre esa cancelación a último momento, agregó que "nadie se acercó, nadie atendió. Pasamos una noche espantosa y en un aeropuerto en el que estamos todos expuestos al contagio".
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"Quermes volver, no queremos que nos regalen nada. Ya habíamos pagado todo. Pedimos ser escuchados y poder llegar", agregó. Después de muchos intentos, lograron comunicarse con un empleado de la Cancillería en Barcelona. "Tomó todos los datos pero más que pasar la información no puede", relató. Entre Madrid y Barcelona hay más de 600 kilómetros.
Las aerolíneas le llevaron viandas y los argentinos hicieron "una vaquita" para alquilarle a Celia una habitación para que pueda bañarse y duerma en una cama. "No doy más. Me contenida por ellos pero desesperada por volver. No es un capricho, no estamos de vacaciones", dijo.
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"Jamás sentí ese agujero en el pecho de que mi autoridad máxima en el país no me deje volver, sea del partido que sea. Hemos visto cómo todos van retornando a sus país y nosotros acá varados. Nos han puesto el apodo 'Los sin patria', es muy doloroso", cerró.
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