Compró el viaje en enero, cuando nada se sabía del coronavirus, quiso devolverlo y se lo negaron. Además de sentirse prófugo, pudo haber contagiado a decenas de personas.
El virus y la pesadilla de un mendocino repatriado de Brasil
En enero, Facundo compró un paquete por Despegar para ir a Brasil junto a su madre. Viajaban del 15 al 24 de marzo a Bombinhas, y volver fue una peripecia en la que, además, pudo haber contagiado a muchísimas personas.
"Cuando compramos el paquete todavía nadie le daba bola al tema del coronavirus, incluyendo nosotros. Pero la semana anterior al viaje nos empezamos a asustar y tuvimos la intención de no ir, pero como Brasil no era considerado de riesgo no nos querían devolver la plata, y era bastante plata. Además, Santa Catarina tenía sólo 2 infectados, y ambos en Florianópolis, así que calculamos que con precauciones íbamos a estar bien", contó al Post, negando lo que dijo el presidente Alberto Fernández de que los que viajaron tenían la posibilidad de que se les reintegre el dinero.
"Cuando se empieza a hablar de cerrar el país y no permitir que entren vuelos del exterior (aunque no sean "de riesgo"), nos empezamos a asustar. En la página de Despegar decían que no nos iban a atender porque sólo atendían a personas que volaban en los próximos 3 días, nosotros teníamos vuelo en unos 7 días, pero dijeron que había que llenar un formulario en la página de la Cancillería más cercana que, en nuestro caso, era la de Florianópolis", explicó.
"Llenamos el formulario online. No me llegó ni un correo de confirmación. Yo no le tenía mucha fe, y me puse a ver contactos. Encontramos varios números de Cancillería y con la gente de recepción del hotel empezamos a llamar como locos. Al otro día llenamos el formulario de nuevo, con los datos de mi mamá. Mandamos mail a Cancillería. Encontramos tres WhatsApps para comunicarnos con Cancillería y escribimos a los 3. Uno de ellos me contestó diciendo que no se cancelaban los vuelos a Argentina, lo cual era claramente mentira, me dijeron que tenía que hablar con la aerolínea. En paralelo nos tratamos de comunicar con Aerolíneas Argentinas (no porque fuera la única que repatriaba en ese momento, sino porque en esa viajamos y teníamos el vuelo de vuelta. Había un 0810 para llamar, y un número de Whatsapp. El 0810 jamás nos atendió, en el Whatsapp, cuando vos le escribís te contesta un bot, diciendo que solo atienden a quienes tienen vuelo dentro de 10 días y aunque nosotros entrábamos en ese período, jamás contestó una persona humana. Cada 3 horas mandaba yo un mensaje a ver si me daban bola, y nunca jamás contestaron".
Frente a esa situación, sin ninguna respuesta y cada vez más preocupados, un familiar de Facundo logró contactarlo con otro pariente cercano que "consiguió meternos en un vuelo que iba a Sao Paulo, de ahí a Ezeiza", contó.
Y desde ahí la peripecia para volver fue un drama: para empezar, ellos tenían un pasaje de Aerolíneas directo de Florianópolis a Ezeiza y luego de Aeroparque a Mendoza con el transfer incluido.
"Brasil también aplicaba su cuarentena. Bombinhas está a unos 100 km del aeropuerto de Florianópolis y nuestro vuelo a Sao Paulo era 6:40, así que el transfer nos pasaba a buscar por el hotel a la 1am. Vino una hora antes porque la policía brasileña no dejaba que se diera dicho tráfico entre las dos ciudades, así que, literalmente, hicimos ese recorrido como si fuéramos prófugos", relató Facundo.
A pesar de que no tuvieron ningún problema con el vuelo desde Florianópolis a Sao Paulo, al llegar a ese aeropuerto se encontraron con que todos los negocios estaban cerrados, no podían comprar nada para comer o beber y estaban bastante hambrientos.
Teniendo en cuenta el aislamiento en Argentina, sabían que iban a tener que pasar la cuarentena en Buenos Aires, "pero recorriendo el aeropuerto para salir, vimos un cartel que decía que había vuelos a Mendoza (y otras provincias) con Aerolíneas, entonces consultamos y nos fuimos a sacar pasaje en la Terminal C. En esa terminal había tremenda cola para entrar y resultó que estábamos todos para lo mismo: gente que quería volver a Mendoza. Habremos sido 50. No nos dejaron entrar, pero mandaron a alguien de Aerolíneas a explicarnos y nos dijeron que, efectivamente desde ese día habían puesto vuelos, pero no nos podían vender los tickets, que eso debía hacerse en el mostrador de Aeroparque, porque era algo local."
Ante esa situación, Facundo y su madre (de 64 años), decidieron ir a Aeroparque y, de ser necesario, dormir ahí.
"Decidimos pagarnos un taxi y el chofer, cuando le dijimos que íbamos a Aeroparque, nos dijo que estaba cerrado. Pero si alguien de Aerolíneas en Ezeiza nos dijo que fuéramos allá, decidimos ir igual. Cuando llegamos había un policía en la puerta que nos dice que está cerrado. Le explicamos que queríamos sacar un vuelo a Mendoza, que nos mandaban de Ezeiza, pero nos dice que no hay nadie ya y que volvamos al otro día". El policía sabía que venían de Brasil y nada les dijo de la cuarentena ni de los cuidados.
En las horas siguientes, estuvieron buscando un hotel donde quedarse y ninguno los recibía. Como tenían un pariente en La Plata, con quienes habían arreglado en caso de hacer la cuarentena en Buenos Aires, se iban a ir hacia allá pero ningún taxi ni remís los quería llevar, así que decidieron ir a Retiro en colectivo "gracias a que teníamos SUBE", resaltó Facundo.
En el interín, desde Mendoza, la familia contacta a otros familiares que están más cerca de Aeroparque, adonde les ofrecieron pasar la noche. Quedaron en buscarlos en la plaza frente a Retiro. "En la plaza nos pararon dos policías, les dijimos toda la situación y que estábamos esperando que nos busquen. Uno nos quería llevar presos, el otro lo convenció de que no y nos dejó ir bajo condición de que nos busquen en 5 minutos. Al final nos buscaron y pudimos ir, comer y dormir."
Cuando fueron al otro día a Aeroparque, encontraron a unos conocidos que llegaron desde Río a Ezeiza cerca de las 23, Facundo y su madre habían llegado a las 17, pero a ellos los esperaba un micro de Cancillería que los llevó a Aeroparque (que no estaba cerrado) y durmieron ahí.
En definitiva, si Facundo o la madre hubieran tenido el virus, podían haber contagiado al chofer del taxi, al del hotel al que fueron pero no los alojó, a la gente del micro a Retiro, a la gente de Retiro (que era mucha), a la familia que los alojó y al otro taxi que tomaron para volver a Aeroparque.
En ninguno de los aeropuertos de Brasil les tomaron siquiera la temperatura. En Ezeiza sí, "en una fila con 2 metros de distancia entre pasajeros". También les tomaron la temperatura para entrar a Aeroparque y, al llegar a Mendoza también: "ahí nos explicaban que la cuarentena para nosotros era no salir ni al súper, nos iba a tener que traer comida un familiar. Y nos llevaban en micros por departamentos derecho a nuestras casas."
Facundo y su madre están en cuarentena hasta el 5 de abril.