Tiene una enfermedad que le envenena los órganos. Necesita un hígado urgente. Está en terapia intensiva en una clínica en Córdoba.
Martín, el mendocino que espera un milagro para sobrevivir
Martín "Wako" Rodríguez tiene 35 años. Lo conoce todo el mundo, en las barriadas del Unimev y del Barrio Petrolero. Desde Dorrego al Oeste de Godoy Cruz y desde el Aeropuerto hasta Luján de Cuyo. Es repartidor de una empresa de transportes, catequista, futbolero, bostero y querido. Atraviesa estas horas en la terapia intensiva de la clínica Allende -de Nueva Córdoba, en la Capital cordobesa- a la espera de un donante de hígado. Es el primero en la lista nacional de emergencia del Incucai y su estado es crítico. El miércoles tuvo una recaída grave. "A veces pregunta quién es..." dijo su hermana Florencia, que le acompaña en este trance, junto a su padre y su madre.
Martín sufre de una enfermedad llamada hemocromatosis. Es el exceso de hierro en el cuerpo. Es una enfermedad genética que un día despierta, y puede matar. Envenena los órganos con el hierro y puede generar cirrosis hepática. En el caso de "Wako", le destruyó el hígado y el corazón en cuestión de meses. Dicen que es frecuente que las personas porten el gen, pero para transmitirlo a los hijos (se trata de una enfermedad genética de carácter hereditario), deben tenerlo madre y padre, como parece haber sido en el caso de Martín.
La vida de Martín dio un vuelco en diciembre del año pasado. Un día se descompensó y fue a dar al Hospital Santa Isabel de Hungría, el de los Camioneros. Uno de los más nuevos y equipados de Mendoza. Allí se desayunó de lo que le esperaba.
La historia de paciente que espera un trasplante, para Martín es complicada. Primero, apuntaron a hacerle un trasplante cardiohepático. Para ello, debía ser trasladado. "Es un trasplante que se resuelve en horas... y de manera casi simultánea" cuenta su hermana Florencia. La familia ha tenido que aprender todo sobre la condición de Martín. Para hacer ese trasplante había que trasladarlo a Buenos Aires o a Córdoba, pero su obra social Prevención no le daba la cobertura completa. El auditor es un médico conocido, Juan Carlos Behler, quien fuera ministro de Salud durante la gestión de Celso Jaque. Luego, la burocracia pareció haberse acomodado, aunque hay opiniones distintas sobre la salud de Martín. Como dictaminaron que su corazón mejoró, ahora sólo necesitaría en esta etapa el trasplante hepático, condición con la que figura en la lista de espera nacional, al tope de la emergencia, justamente porque su estado es muy crítico. Desde la recaída del miércoles pasado, Martín tiene "lagunas" para reconocerse a sí mismo, y a las personas que le rodean. Su estado es muy crítico y su vida pende de un hilo. Necesita un donante de hígado con urgencia. Su sangre no ayuda. Es grupo B factor positivo.
Ayer, un pedido por la salud de Martín que impulsaron sus amigos en Twitter, se hizo viral. Pero no fue suficiente para competir con las informaciones que genera la pandemia de coronavirus prácticamente por hora. Salvo que ahora, en la clínica Allende de Nueva Córdoba, hay una familia a la que lo único que le importa, es un hígado para Martín:
Los Rodríguez no piden nada. No hay una cuenta abierta en el Banco Nación. No hay pedidos de ayuda. Sí, el ruego firme para concientizar. Para que las personas sean donantes, como indica la Ley Justina. "Hay que decirle a la gente que done sus órganos, porque pueden salvar muchas vidas" dice Flor Rodríguez, mientras su hermano espera por un donante de hígado que le salve la propia. Para eso es la historia de Martín "Wako" Rodríguez. Para generar conciencia, en momentos en que la salud del mundo está en jaque.