"Los hospitales de La Habana se caen a pedazos. Literalmente. Se cae también con ello el discurso propagandístico de la elite castrista sobre las bondades del sistema de salud cubano", dice una periodista argentina que conoció la realidad del sistema.
Así son por dentro los hospitales cubanos
De acuerdo a un artículo publicado por la periodista argentina Belén Marty en Panam Post, las supuestas bondades del sistema de salud cubano no son tales y no pasan de ser un discurso propagandístico.
"Los hospitales de La Habana se caen a pedazos. Literalmente. Se cae también con ello el discurso propagandístico de la elite castrista sobre las bondades del sistema de salud cubano, apenas piso los primeros escalones de la guardia de un hospital en el barrio (no turístico) de San Miguel en La Habana", escribió la profesional.
Según su relato, ingresó vestida como cubana y acompañada de un miembro del Partido Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) me acompaña. "Cuando entramos, a las 22 horas de un sábado cualquiera, tres de los cuatro pisos del hospital -uno de los 270 que hay en el país- no estaban funcionando por el horario. Solo estaba habilitada la zona de urgencias", aseguró.
En ese mismo sentido, explicó que se sentó en la única hilera de asientos de plástico que tenía el lugar mientras un hombre vestido de verde que parecía ser un médico gritaba que "hace cuatro horas que estamos esperando la ambulancia".
"Pasan 20 minutos y todo seguía igual. El ambiente bien podría simular un campamento sanitario por la falta de equipamiento médico básico", comentó.
Marty destacó que la zona que alberga a los pacientes más críticos es donde comienza el área con aire acondicionado y con médicos que aún estaban en la escuela de medicina. "Los miro y ninguno de ellos superaba los 25 años. De todas maneras, no teníamos forma de corroborarlo", aseguró.
En resumen, comentó que los familiares son los camilleros. El único baño disponible en el hospital tenía un solo inodoro, la puerta no cerraba -había que hacer sus necesidades a la vista de todos-, no había papel higiénico y estaba totalmente sucio y antihigiénico. Los tachos de basura de la sala tenían a simple vista residuos biológicos. Las camas estaban sin sábanas, y con un suero colgante como única tecnología. Los carteles de los consultorios estaban escritos a mano. Fuera de ellos, unas cuatro personas en cada uno. La espera mínima, de unas tres horas.
La publicación de Panam Post explica que el sistema de salud cubano depende del Ministerio de Salud Pública, quien se encarga de centralizar la política pública sanitaria en el país. El sistema, gratuito para los cubanos, ha sido siempre utilizado por el régimen castrista como propaganda del régimen.
El gasto total en salud como porcentaje del PIB en Cuba es del 8,8%. En la región, Argentina invierte 7,3 por ciento, y Estados Unidos, 17,1%, mientras Canadá destina un 10 por ciento, según datos del Banco Mundial para el período 2010-2014. En estos países, sin embargo, a diferencia de Cuba, la estimación incluye tanto inversión pública como privada.
Yilian Jiménez Expósito, directora general de la Comercializadora Servicios Médicos Cubanos, destacó en una entrevista con Granma que "el secreto es el resultado de un médico formado en un sistema socialista, donde nunca se ve al paciente como una mercancía o un cliente; donde cada ciudadano tiene el derecho a la cobertura de salud desde que nace hasta que muere, sin distinciones".
Por su parte, Hilda Molina, neurocirujana devenida en opositora al régimen, sostiene que el sistema de salud es totalmente controlado por el Estado. Es decir, se eliminaron las modalidades de medicina privada y cualquier otra organización independiente.
"Estas arbitrarias medidas, además de sus múltiples implicaciones negativas, tuvieron nefastas consecuencias desde el punto de vista ético: se sustituyó la sagrada relación médico-paciente, por una impersonal relación Estado-paciente", advirtió la médica cubana.
Indicó, además, que el sistema de salud es absolutamente politizado: "jamás el régimen comunista ha garantizado a los que habitamos esta isla, ni igualdad ni equidad en lo que a servicios médicos se refiere. La élite gobernante, sus familiares, amigos y protegidos, han recibido siempre una atención diferenciada, superior a la de la población".