Los argentinos que no llegan a fin de mes hacen compras en el super en cuotas y después pagan el saldo mínimo acumulando intereses. El mandato al presidente del Central para bajar las tasas
Alberto quiere bajar los intereses con tarjeta para reactivar el consumo
Siguiendo con la premisa de que es el consumo lo que reactiva la economía (y no la producción), Alberto Fernández instó al titular del Banco Central a que negocie con los bancos bajar las tasas de interés de las tarjetas de crédito, o poner tasas máximas.
Es que, después de anunciar que el gobierno descongelará las tarifas, Fernández necesita enviar un mensaje al argentino que no llega a fin de mes y pretende, al menos, darle facilidades de compra.
En tanto, los bancos respondieron que, para eso está el Ahora 12, el programa que lanzó el gobierno para comprar en cuotas a una tasa baja subsidiada con dinero de Anses.
La negociación igual pasaría por ofrecerle al banco que al menos pueda asegurarse cobrar los saldos e incluso impedir que caiga aún más el uso de las tarjetas, derivado de que un gran porcentaje de plásticos ya se usaron para "la compra del súper" y ha quedado al límite del crédito.
Actualmente hay comercios ofreciendo pagar en cuotas sin interés, las personas hacen la compra y luego no pueden enfrentar el pago completo de la tarjeta, pagando solo el saldo mínimo y generando deudas con intereses altísimos.
Los últimos números del Central dan cuenta de que se paga hasta 160% anual en intereses de saldos impagos. Hay tasas de hasta 224% anual, aunque la tasa de referencia del Central haya bajado al 44%.
Los economistas (tanto los de consultoras privadas como los del gabinete) saben que no habrá un gran cambio en las condiciones crediticias durante un tiempo largo, y el presidente necesita cumplir su promesa de "llenar la heladera". Para eso mandó a Pesce a convencer de bajar las tasas.
El dilema es encontrar una solución que no signifique más gasto público (como aumentar los subsidios del Ahora 12), pero será muy difícil si no se bajan los costos de la producción de una manera que realmente, haga bajar los precios.
Hay quienes sostienen que la economía crece cuando crece el consumo y quienes aseguran que la economía crece sólo cuando crece la producción, pero más allá de si es el huevo o la gallina, lo cierto es que la política de Fernández no va hacia el lado de bajar los costos ni tampoco el gasto público.
Así las cosas, o se soluciona por el lado del subsidio, o por el lado de la emisión monetaria. "Ponerle plata en el bolsillo a la gente" no es tan fácil como sonaba en la campaña.