El Post recorrió el lugar donde un grupo de rugbiers mataron a golpes a Fernando Báez Sosa. Fotos y (breve) testimonio de la última mujer que atendió al joven asesinado.
El "santuario" de Báez Sosa en Villa Gesell, a un mes de su asesinato
Parece que hubieran pasado años, pero solo pasó un mes. Porque la noticia se repite y repite por doquier en los medios de comunicación, en una catarata interminable de presuntas novedades y avances judiciales.
Refiere a lo ocurrido el 18 de enero pasado, cuando Fernando Báez Sosa fue asesinado a golpes por un grupo indeterminado de rugbiers. Fue justo después de que todos hubieran sido "desalojados" del emblemático boliche Le Brique de Villa Gesell.
Minutos antes de ser molido -y muerto- a golpes, el joven había tomado un helado en un kiosco, atendido por una chica llamada Fiamma, quien reveló que, mientras masacraban a este último, la seguridad privada del local bailable "estaba mirando y no hacía nada".
Ante la consulta del Post, la joven se excusó. Dijo estar "asustada y muy sockeada" y asegurar que "me siento muy mal". Pidió disculpas y volvió a su labor. La charla fue anoche, luego de las 20, cuando ingresa a su labor.
No obstante, no es lo más elocuente su testimonio. Porque ya quedó registrado en la Justicia. Y aportó todo lo que podía aportar.
Más elocuente es el "santuario" que se ha armado en el lugar donde Báez Sosa fue asesinado, con docenas de pedidos, rosarios y cartitas de personas que se acercan allí. Como si fuera una atracción turística.
Este diario no quiso ser menos y decidió tomar un registro del lugar, justo a un mes de ocurrido uno de los hechos que marcaría la agenda mediática de 2020:
Fotos gentileza: Martín Ruti