Se trata de dos tipos de sillas de ruedas, una que realiza movimientos en vaivén, otra que se mueve hacia arriba y hacia abajo y un catre.
Inventó un dispositivo para que discapacitados tengan mejor vida sexual
Martín Arregui es usuario de silla de ruedas desde los 24 años y, desde entonces, además de hacer deportes extremos y jugar al rugby, no dejó de trabajar para mejorar su autonomía y la del resto de las personas con discapacidad motora hasta hoy, que presentó su última invención: dispositivos -sillas de rueda y un catre- que permiten una vida sexual "más activa y plena".
"Después del accidente tuve numerosos apoyos, amigos, familia, recursos y desde entonces siempre trabajé por incrementar mi autonomía, pero pronto comprendí que la mayoría de las personas con discapacidad no tienen esos sostenes, entonces el trabajo empezó a ser por lo colectivo", recordó a Télam Martín, de 49 años.
Como parte de ese costado "emprendedor" en 2002 trajo a la Argentina "Vida Independiente", un programa que reunía a personas con discapacidad motriz durante una semana para compartir experiencias y consejos prácticos que permitieran aumentar la independencia de los asistentes. A la vez practicaba -y todavía hace- deportes como buceo, paracaidismo y fue parte del seleccionado argentino de los Quadrugby, que logró ser el primer equipo latinoamericano de jugadores de rugby en silla de ruedas que participó de los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010.
"De la experiencia de Vida Independiente quedamos un grupos de mujeres y varones que siempre estamos pensando proyectos para mejorar la calidad de vida de quienes tenemos discapacidad motora, y es en ese contexto que surgieron estos dispositivos porque la sexualidad es una parte central de la vida de todas las personas", aseguró.
En lo concreto los apoyos consisten en dos tipos de sillas de ruedas, una que realiza movimientos en vaivén y otra que se mueve hacia arriba y hacia abajo, y un catre.
Todos los dispositivos cuentan con elementos de higiene descartable o lavable y son seguros en cuanto a que no hay riesgo de que la persona se caiga.
"Fuimos mejorando los dispositivos en base a las experiencias propias y de otras y otros que las utilizaron; lo que nos sucede a quienes tenemos discapacidad motriz es que hemos desarrollado y explorado nuestra sexualidad y quienes son nuestros compañeras y compañeros, pero en un momento estamos pasivos; estos recursos nos permiten ser activos en caso de que tengamos deseos de serlo", describe.
Y continúa: "En lo personal, pero es lo que muchos compartimos, me llevó a posiciones, sentires y movimientos que no experimentaba hacía 24 años".
Por su parte, Silvina Ivaniuk, una mujer de 43 años que es usuaria de silla de ruedas desde hace 18 y utilizó los dispositivos, sostuvo que "el principal aporte es que permite tener el control de la situación, eso no sólo es placentero en términos orgánicos sino psicológicamente, parece un tema menor, pero es muy importante".
La mujer sostuvo que "muchas veces se invisibiliza la sexualidad de las personas con discapacidad; como si quienes tenemos alguna discapacidad no tuviéramos una vida sexual activa como cualquiera".
En este sentido, Martín remarcó que "el tema de la sexualidad, por ejemplo, no es parte de los procesos de rehabilitación o bien porque es un tema tabú o porque se considera secundario y, sin embargo, todos los seres humanos tenemos derecho a una sexualidad plena".
"Existen mitos sobre las personas con discapacidad, sobre todo de aquellas cuyo origen es congénito, de que son personas asexuadas, aniñadas o como angelitos, entonces la sexualidad es una dimensión que no se tiene en cuenta", sostuvo.
Y continuó: "En tanto que para quienes la discapacidad es fruto de un accidente hay un trabajo de exploración personal que es redescubrir cuáles son nuestras partes erógenas, cómo gozamos, lo que, en realidad, es una tarea saludable para cualquier persona, tenga o no discapacidad".