Seis capítulos reveladores sobre el caso más controversial de la Argentina.
¿Asesinato o suicidio? Qué concluye el documental de Netflix sobre Nisman
Repentinamente, como quien no quiere la cosa, Alberto Nisman volvió a ser noticia. Porque en la Argentina todo vuelve.
En el caso del fiscal, volvió en forma de serie documental en Netflix, titulado "Nisman. El fiscal, la presidenta y el espía", dirigido por un inglés llamado Justin Webster, quien trabajó sobre la base de 60 entrevistas, datos de la investigación judicial y hechos políticos. Todo en pos de reconstruir lo sucedido con la muerte del otrora titular de la UFI-AMIA.
Lo primero que debe decirse al respecto es que el intento no es malo, incluso consigue algunas revelaciones, aunque lo cierto es que el trabajo se queda a mitad de camino. Básicamente, porque no hay contrastación de datos y testimonios, ni corroboración de algunos de los dichos de los entrevistados. Solo la exposición cruda de información, como una catarata imparable de circunstancias.
Incluso, el documental se refiere en demasía al atentado a la AMIA. No está mal, porque es parte del trabajo que llevaba adelante Nisman. Pero ciertamente no colabora en nada a la hora de intentar entender qué pasó con él.
Es revelador en tal sentido el testimonio de Ross Newland, quien supo ser representante de la CIA en la Argentina. El espía -que debió dejar el país en tiempos de De la Rúa luego de que Página/12 expusiera su rostro-, revela que Nisman trabajaba "alineado" a los intereses de Estados Unidos, dato que ya habían dejado trascender incómodos cables de Wikileaks.
De acuerdo a los documentos que filtró esa plataforma oportunamente, el malogrado fiscal solo avanzaba el expediente AMIA de acuerdo a los intereses de la Embajada norteamericana.
Lo confirma en el documental -con todas las letras- Jim Bernazzani, aquel que estuvo al frente de la delegación del FBI que envió Bill Clinton a revisar la causa AMIA.
"No buscaban la verdad, sino acomodar las cosas a una teoría previa", dice el norteamericano, al tiempo que explica que la idea era endilgarle el atentado al archienemigo de Washington, Irán, respecto de lo cual carece de pruebas el expediente de marras.
Es un dato que vuelve a cobrar relevancia más adelante, en los últimos momentos del documental, donde propios y ajenos admiten no tener evidencia sobre la participación de Irán en el atentado.
Sin embargo, la mayor revelación del documental es la entrevista al exagente Antonio Stiuso, quien no sabe cómo salir del atolladero cuando le preguntan por qué no atendió a Nisman el día que lo llamó con insistencia, justo antes de aparecer muerto.
"Lo iba a terminar de hundir si lo atendía", dice el otrora hombre poderoso de la AFI, sin mayores explicaciones detrás de tan curiosa afirmación.
Dicho sea de paso, Stiuso es el mismo que motorizó la denuncia del entonces fiscal especial AMIA contra Cristina Kirchner por traición a la patria, a través de una presentación que fue destrozada por los principales juristas del país.
Por caso, Nisman acusó al espía "trucho" Allan Bogado de haber negociado la impunidad judicial de Irán en Zurich y Nueva York en nombre del gobierno argentino... y era falso: según se demostró posteriormente, ¡Bogado jamás salió del país!
Otra revelación del documental se da cuando Stiuso cuenta que buscó tener un encuentro reservado con Cristina Kirchner, porque "el entorno" de la entonces presidenta "quería matarme" y ya habían amenazado a su hija en un restaurante.
También sorprende el cambio de discurso del hoy jefe de Estado, Alberto Fernández, quien dijo en 2017, en el marco del especial de Netflix, que "hasta el día de hoy dudo que se haya suicidado", en referencia a Nisman.
Dos años después, esta misma semana, el hoy presidente cambió su postura y puntualizó: "Hoy las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar que fue un asesinato".
Otra de las cuestiones que surgen del documental es la que tiene que ver con el supuesto conductor suicida de la camioneta Trafic que supuestamente impactó contra la sede de la AMIA, Ibrahim Hussein Berro. Allí se explica cómo Stiuso y Nisman contactaron a sus familiares, en lo que se convirtió en uno de los papelones más increíbles en torno a ese expediente.
Es que, en su momento, uno y otro aseguraron que los hermanos de Hussein Berro habían confirmado que Ibrahím había sido el que manejó el vehículo en cuestión. Luego, cuando se conoció el video de la entrevista, se comprobó que ello no era así. Todo lo contrario: la familia del supuesto suicida desmintió la versión. Más aún, luego se supo que Ibrahim había muerto peleando en el sur del Líbano.
Volviendo al documental, también se desmitifica aquello de que Nisman no tenía rastros de pólvora en sus manos. Allí "se encontraron 88 partículas" de residuos de disparo (residuos GSR). Es un punto que ya había refutado quien escribe estas líneas, al publicar el estudio que aparece a fojas 2446 del expediente judicial.
Una digresión innecesaria: el informe revela que, entre los apuntes con los que trabajaba Nisman, había puntuales artículos de investigación de este periodista.
Entonces, ¿qué concluye el documental finalmente? Aunque intenta mostrar las dos caras del asunto, la chance del asesinato y del suicidio, el último capítulo se inclina por la posibilidad de que Nisman se hubiera quitado la vida por voluntad propia.
La controversia quedó servida, aunque habrá que esperar a ver qué concluye el expediente judicial. Eso es lo importa finalmente.