Este jueves Reino Unido decidirá si se separa de la Unión Europea.
Los británicos deciden en las urnas la suerte de Johnson y del Brexit
Con el premier conservador Boris Johnson como favorito, aunque sin mayoría absoluta asegurada, los británicos irán mañana a unas elecciones que la prensa califica unánimemente como "históricas" y que pueden confirmar la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) después de 46 años de relación.
Alrededor de 46 millones de británicos están invitados a elegir a los 650 miembros de la Cámara de los Comunes, donde la mayoría parlamentaria se alcanza con un mínimo de 326 escaños.
Conservadores y laboristas, con la estrategia de captar el voto indeciso, prometen terminar con una década de austeridad -impuesta por los primeros- si ganan las elecciones, pero sus proyectos económicos y sociales para el Reino Unido son tan opuestos como lo son sus ideologías. Ambas formaciones, lideradas respectivamente Johnson y Jeremy Corbyn proponen aumentar el gasto público hasta niveles inéditos en años, con prioridad al servicio nacional de salud (NHS), que, luego del Brexit, es la principal preocupación de los británicos.
Johnson, que aspira a la mayoría absoluta, quiere concretar el Brexit en la fecha prevista del 31 de enero, con el acuerdo que negoció en octubre con la UE, mientras que Corbyn pretende renegociar un pacto y someterlo a votación en un referendo que incluirá la opción de permanecer en el bloque.
Los sondeos preanuncian un solo resultado posible y es una victoria conservadora, pues Johnson lleva una ventaja de entre 8 y 12 puntos en casi todas las encuestas, pero no está clara la alternativa de lograr una mayoría absoluta.
El sistema electoral británico mayoritario uninominal, es decir, no es un sistema proporcional y se caracteriza porque en cada circunscripción electoral (constituency) se elige solamente a un diputado, en una vuelta que consagra al que más votos obtiene y el resto no tiene representación, lo que perjudica claramente a las minorías.
Si Johnson no consigue una mayoría parlamentaria propia, advirtió a los británicos que salir de la UE seguirá siendo "muy difícil", como demostraron las pujas políticas en el congreso en los últimos tres años y la caída de dos de sus predecesores conservadores, David Cameron y Theresa May.
Una encuesta publicada anteayer por el diario The Guardian pronostica que el Partido Conservador de Johnson obtendría un 42%, mientras que el Laborismo quedaría segundo lejos con 36% y los Liberales Demócratas -que se oponen al Brexit- terceros con 12%.
Hoy, una sondeo confeccionada por la firma YouGov, para el diario británico The Times, volvió a registrar un panorama electoral incierto y no descartó que los comicios conduzcan otro Parlamento fragmentado.
El registro deja entrever la posibilidad de que el desenlace electoral arroje finalmente otro Parlamento fragmentado.
Otras encuestas dan una ventaja aún mayor al oficialismo y lo ubican por encima del umbral necesario para quedarse con una mayoría propia en la Cámara de los Comunes, lo que lo liberaría de la necesidad de negociar la eventual salida de la UE con sus actuales socios de gobierno, los irlandeses del DUP.
A nivel nacional, los laboristas plantean una reforma radical del modelo económico para impulsar "un cambio irreversible en el equilibrio del poder y la riqueza a favor de la gente trabajadora", según el vocero de Economía, John McDonnell.
En tanto, el ministro de Economía conservador, Sajid Javid, prometió a su vez invertir para dejar atrás los recortes iniciados en 2010 por el Gobierno "tory" de David Cameron.
El Partido Conservador promete reducir las tasas a los comercios así como las contribuciones a la seguridad social de las empresas, si bien, para asegurarse ingresos, ha pospuesto la rebaja prevista del 19 al 17 % del impuesto de sociedades.
La campaña fluctuó entre la consigna conservadora "Get Brexit done" (hagamos el Brexit de una vez), y la laborista "A real change" (por un cambio auténtico).
Johnson repitió en ese encuentro con sus votantes que una vez fuera de la UE el país podrá dedicarse a resolver sus demás problemas, y que votar al laborismo es votar a un socialismo radical que acabará con la economía de mercado.
Corbyn ha dicho con la misma insistencia que Boris privatizaría la sanidad pública y se la vendería a pedazos a los amigos de Trump.