Hay un clima de persecución que parte desde algunos dirigentes del Frente de Todos, exacerbado por los fanáticos. La inadmisible advertencia de Hugo Moyano.
El "algo habrán hecho" de Moyano al periodismo
Desde hace meses, antes incluso de las PASO de agosto, diversos referentes kirchneristas empezaron a hablar de "revisar" la actuación del periodismo en los últimos años.
Tal admonición partía desde sectores de la ciencia, la cultura, o el espectáculo. Pero rápidamente era adoptada por varios entre quienes finalmente van a gobernar el país desde el 10 de diciembre.
Aquella idea de "revisar" la actuación de medios y periodistas, se sustentaba en la idea de que se había "perjudicado" a personas y organizaciones políticas, por supuesto del peronismo y del kirchnerismo, con intenciones inconfesables. Así, los presos por corrupción empezaron a ser "presos políticos" detenidos "injustamente" por culpa de los "periodistas" y de los "medios" cuya actuación merece ser "revisada".
La perversa idea de juzgar a periodistas por su trabajo fue perfeccionada con aquello de una "Conadep" para los periodistas, similar a la que investigó los crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura militar. El presidente electo Alberto Fernández ha rechazado esa idea, pero afirmando a la vez que se debe investigar al periodismo. Lo hizo en un caso específico, aquel del "falso abogado" y de la supuesta extorsión en la que el periodista Daniel Santoro quedó procesado, lo que fue rechazado por asociaciones de medios y de periodistas. En esa causa, el juez kirchnerista integrante del colectivo "Justicia Legítima" Alejo Ramos Padilla permitió que una comisión especial afín, que nada tiene que ver con las prácticas periodísticas, una Conadep de los periodistas bonaerense, juzgue el trabajo de numerosos medios y periodistas. Las conclusiones de esa "comisión" fueron equivocadas y cargadas de prejuicios. Leerlas en un país se supone democrático como la Argentina, genera el sentimiento de vergüenza ajena.
En los últimos días, luego de la victoria del Frente de Todos, aquellas ideas restrictivas de la libertad de expresión y concebidas para amedrentar al periodismo, especialmente el de investigación, recrudecieron.
Este lunes, el vocero de la clara advertencia -con forma de amenaza a la libertad de los argentinos para informarse y expresarse- fue el dirigente camionero Hugo Moyano. "Hay que revisar lo que hicieron algunos periodistas y medios en estos años" , afirmó. "Han hecho mucho daño. Han acusado a gente. Como no han vivido, no se dan cuenta, pero hacen mucho daño. Eso no puede ser gratis, que les manden a decir y no pase nada", dijo a un periodista partidario del kirchnerismo. ¿Qué significa que no puede "ser gratis"? ¿Por qué no confronta a los periodistas que según él, le han hecho daño, y lo resuelve con ellos en la justicia? ¿Y en vez de ello deja a todos bajo amenaza y sospecha? ¿Es casualidad, o tiene la intencionalidad de amedrentar a todos?
Preocupan las palabras de Moyano, porque significan una seria advertencia para quien han escrito e investigado a la política, especialmente en los años de kirchnerismo. Pero además, porque buscan infundir miedo y aleccionar a quienes se atrevan a escribir, en el futuro, sobre el gobierno que viene o sobre sus integrantes.
En Mendoza, no estamos exentos de tales aprietes. Ya hay segundas y terceras líneas de dirigentes peronistas y algunos de la primera línea también, que están activos promoviendo estas ideas. Hubo quienes directamente trataron de miserable a toda la actividad de los periodistas, simplemente por opinar sobre un debate presidencial.
El presidente electo Alberto Fernández no es claro en su mensaje respecto de la libertad de expresión. No avala a una "Conadep" para el periodismo, pero sostiene que hay que investigar si los periodistas "extorsionaron". El malhumor del futuro presidente con el periodismo es conocido en el ambiente de la prensa. Pero lo hace más evidente contra periodistas y medios que han publicado casos de corrupción del kirchnerismo en estos años. Ayer, le dio RT (republicar) a un posteo del periodista de C5N Gustavo Silvestre, en Twitter. "Es increíble la campaña que el periodismo oficialista le está haciendo (en contra) a Vilma Ibarra porque marcó diferencias con la ex presidenta en algún momento. ¿Y? Es una mujer inteligente, eficiente y laburadora. Ah, eso no importa. Son tan obvios".
Alberto Fernández decidió "retuitear" el mensaje desde su propia cuenta en esa red social, avalando de alguna manera las palabras del periodista de C5N. Nos preguntamos: ¿cuál es el problema de Alberto Fernández, si algunos periodistas y medios decidimos recordar que Vilma Ibarra, designada nada menos que para ser parte de la transición del nuevo gobierno, escribió un libro hace poco tiempo señalando las contradicciones de Cristina en su carrera política, quien -vale recordarlo porque parece que algunos peronistas no lo hacen- es la vicepresidenta electa y la que en su momento nominó a Alberto como su candidato a presidente? ¿Tenemos que ser acusados de hacer una "campaña increíble" por mencionar las contradicciones de quienes en pocos días se van a hacer cargo del poder?
Antes, el presidente electo había mandado "a trabajar de periodista" a un colega, y en conferencia de prensa desde México, ayer, tuvo una respuesta muy destemplada contra otro cronista.
Resulta obvio que se ha creado un clima de persecución, y que la libertad de expresión tal como la conocemos, está en peligro. Un derecho que es de todos, y que excede por mucho la tarea del periodismo y de los medios.
Ahora, lo que se intenta es atemorizar, amedrentar, "apretar" al periodismo, con esta especia de "Algo habrán hecho...", tan extendido durante la dictadura cuando secuestraban y desaparecían a alguna persona.
Costó mucho asentar la democracia que acaba de cumplir 36 años desde el voto de octubre de 1983. De ningún modo debe permitirse entonces que una parte de la corporación política preocupada por sus propias causas judiciales, dinamite la libertad de expresión y busquen generar censura y autocensura en la prensa y sobre todo en los ciudadanos.
La libertad de todos los argentinos, piensen lo que piense, de expresarse, de publicar, de indagar y preguntar, son básicas en una sociedad democrática. El control del poder y no el control del periodismo, debe ser una tarea fundamental de los dirigentes democráticos, mal que les pese a los que promueven estos "controles", exacerbando además el odio de fanáticos y militantes extremos contra la prensa independiente. Si estos atropellos no son resistidos, pronto, habrá (ya empiezan a asomar), comisarios políticos que les digan a los periodistas qué escribir o decir, y a los ciudadanos cómo y con qué informarse, para poder digitar luego su pensamiento. Se trata de prácticas de tinte fascistas que deben ser detectadas, denunciadas y desterradas.