Los hinchas y la comisión de Boca Juniors desplegaron un notable recibimiento cuando el equipo salió al campo de juego.
Los fuegos artificiales iluminaron el cielo que dormía sobre la Bombonera, y millones de papelitos surcaron el aire hasta posarse sobre el campo de juego.
Justamente ese aspecto impidió que el partido comenzara en tiempo y forma, porque fue tal la cantidad de papeles que quedaron esparcidos en la cancha que el árbitro Wilton Sampaio no inició el juego hasta tanto el césped quedara relativamente despejado.