El presidente Jair Bolsonaro asegura que es un atentado. El país aún no se recupera de los desastrosos incendios en el Amazonas. Son playas cristalinas del Norte que ahora se ven negras.
Tragedia ambiental en Brasil: derrame de petróleo en 132 playas
Más de 100 playas del nordeste de Brasil, destino paradisíaco de turistas, se enfrentan desde hace semanas con un problema: misteriosas manchas de petróleo cuya procedencia aún se desconoce.
"Si se tratase de un barco que naufragó seguiría saliendo petróleo. Parece que algo fue lanzado criminalmente" al mar, dijo ayer el presidente Jair Bolsonaro junto al ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, en una conferencia de prensa en Brasilia.
El lunes Bolsonaro culpó a Venezuela, pero luego se retractó.
"No puedo acusar a un país. Si resulta que no es ese país, no quiero crear problemas con otros países", dijo. El diario Folha de Sao Paulo citó un reporte confidencial de Petrobras que señala a ese país como posible origen.
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Salles, que viajó el lunes a la zona afectada, afirmó que la prioridad del gobierno es "reaccionar rápido para retirar lo que está en el suelo y profundizar la investigación para descubrir el origen de las manchas".
Una de las áreas con más daños es el estado Sergipe, al norte de Bahía, donde un denso material color negro flotaba sobre amplias zonas de la costa, cubriendo rocas y arena.
El presidente de Petrobras, Roberto Castello Branco, reiteró ayer que el crudo vertido no es "producido ni comercializado por la empresa", afirmando que se realizó un análisis de muestras tomadas en varias zonas afectadas.
Hasta el lunes "se recogieron 133 toneladas de residuos oleosos", afirmó el directivo ante una comisión del Parlamento, a la que aseguró que Petrobras desplegó todos sus "recursos disponibles" para ayudar en la limpieza.
"Hasta ahora es un fenómeno muy extraño, no hay señales de que está disminuyendo. Es un desastre muy preocupante", agregó Castello Branco.
Las tortugas, en peligro
Las manchas de petróleo se encontraron a lo largo de unos 2000 kilómetros de costa atlántica, golpeando a una empobrecida región con las playas más exuberantes de Brasil y que vive principalmente del turismo.
El proyecto Tamar, especializado en la protección de tortugas marinas, aseguró que enfrenta "la peor tragedia ambiental" desde que comenzó a funcionar en 1980.
La semana pasada los directivos de Tamar anunciaron la suspensión de la liberación de tortugas bebé en las costas debido a la contaminación petrolera.
La Policía Federal, en tanto, abrió una investigación por posible "crimen ambiental".
Desde que asumió el poder el primero de enero, Bolsonaro ha sido blanco de críticas por su política medioambiental y en agosto su gobierno enfrentó severos cuestionamientos de parte de la comunidad internacional tras el aumento de la deforestación y los focos de incendio en la Amazonía.
"El gobierno se tomó demasiado tiempo para reaccionar. Es fundamental que los responsables sean identificados y que paguen por los daños, tanto ambientales como económicos", dijo a la AFP el biólogo Mario Moscatelli, alertando que el fenómeno podría traer un severo impacto para la pesca y el turismo.
"Sin una reacción firme, este tipo de episodios podría volver a ocurrir", agregó.