El Caso Santa Rosa, y el resultado electoral. Un departamento castigado por la corrupción y el clientelismo desde hace años.
La justicia puede ser ciega, pero los ciudadanos ven lo que pasa
El departamento de Santa Rosa vive crisis políticas a repetición desde hace más de 20 años. Los ciclos políticos terminan mal o en el fracaso, de la mano de prácticas clientelares, opacas, oscuras y extorsivas; que se han ido acentuando a medida que la economía tradicional del departamento se agotaba. Mientras la fruta de carozo, el ganado, la viticultura, y la actividad comercial se ponían famélicas, el poder político de cada cacique de turno iba engordando la máquina clientelar. Igual que en las provincias feudales que subsisten en la Argentina y aun en nuestra provincia. Son las pequeñas "Formosa" departamentales de una Mendoza oculta, sobre las que venimos advirtiendo desde hace tiempo, y de las que -desafortunadamente- deberemos seguir alertando en el futuro. Porque tienen sobrevida.
En Santa Rosa, al segundo intendente de la democracia, a un peronista llamado Jorge Olivares que había sido el más votado por el pueblo, le "robaron" un mandato cuando había voto indirecto, y una electora radical se dio vuelta para darle su voto a Antonio Abraham. "Pichón", así le decían, asumió en 1991 y tiempo después le hicieron un juicio político. Pero pudo terminar su mandato y repetir, sacrificando a algunos de sus funcionarios. Antonio Ponce fue su sucesor, "ganso". Le abrieron varias investigaciones aunque ninguna llegó a juicio político. Luego llegó el peronista Sergio Salgado. Fue suspendido en su primer período y volvió. Ganó en 2015 y terminó preso por corrupción. Tiene causas pendientes. La radical Norma Trigo tuvo más suerte. Su secretario de gobierno Marcos Nuarte manejó con mano de hierro la política local y las noticias y medios periodísticos departamentales. Silenció así varias denuncias que no avanzaron en el Concejo Deliberante. Pero después el pueblo habló y así perdieron las elecciones. Todos estos procesos fueron acompañados del empobrecimiento paulatino de la población.
Hoy, el municipio tiene unas dos mil personas dependiendo de una u otra forma de sueldos estatales aun de pobreza, sobre una población de 18.000 habitantes. Es un número alarmante. Además, ante la falta de consumo de la gente muchos comercios sobreviven como proveedores del municipio. Hay cooperativas presuntamente de trabajo, lo que aumenta aún más la población dependiente del clientelismo de turno.
El resultado electoral del domingo tiene una lectura clara. Sin desmerecer el triunfo de Flor Destéfanis, la joven intendenta electa de 29 años que les ganó; qué mal gobierno, cuán opresivo habrá resultado el poder de Trigo y Nuarte, que la mayoría de los votantes santarrosinos prefirieron volver al peronismo, aquel que terminó en 2016 con un intendente como Salgado, preso en medio de un festival de cheques sin fondos.
Cuán mala habrá sido esta gestión municipal de Trigo y Nuarte, que perdieron el departamento hundiendo consigo a la fórmula a gobernador de Suarez y Cornejo. Ni ellos, que obtuvieron una diferencia histórica a favor de su partido en la provincia, pudieron salvar la gestión radical en Santa Rosa.
Vale la pena detenerse en algunas particularidades de la política departamental.
Norma Trigo confió el poder al contador Marcos Nuarte. Primero en Hacienda y luego como Secretario de Gobierno. El contador "consiguió" varios objetivos en poco tiempo. "Logró" que el oficialismo local se partiera al medio, y que la referente radical Débora Quiroga emigrase rumbo a una alianza con Flor Destéfanis. Los escándalos habían empezado mucho tiempo antes. Dimos cuenta de la mayoría en las notas de nuestro diario, que fueron objeto luego de un selectivo escrutinio judicial.
Desde que Nuarte se hizo cargo de las decisiones, hubo diversas polémicas en el departamento. Entre ellas, por compra de suministros, por la contratación de gente, por operaciones inmobiliarias relacionadas al poder, por "aprietes" y persecución política. La última desventura de Nuarte fue, antes de las elecciones, cuando trató de "balín" a un joven militante peronista del colectivo LGBT, y de "Tontifani" a la ahora intendenta electa. Sí, en el año 2019, un funcionario radical, el partido de Raúl Alfonsín, el de los Derechos Humanos en serio, aquel del sueño socialdemócrata de la igualdad y el progresismo, discriminó burdamente a un militante opositor tratándole de balín.
Hubo otro hecho gravísimo. La niña Leonela Rosales, de dos años, murió electrocutada en una plaza local. Pero intentaron disimular esa desgracia. En una conferencia de prensa, dijeron que la nena había muerto "por un golpe en la cabeza". Le hicieron poner la cara a Norma Trigo en esa falacia, que quedó al descubierto en el juicio oral. Condenaron a un solo funcionario por este crimen, y poco después terminó de aliado político de la intendenta Trigo en el frente oficialista. Se trata del ex jefe de servicios públicos de Santa Rosa, Marcelo Gómez. Le condenaron tres años y dos meses de cárcel de cumplimiento efectivo. Luego, -y no es "realismo mágico" al estilo de García Márquez- el Sr. Gómez apareció como aliado electoral de Trigo y Nuarte.
El último escándalo fue institucional. La intendenta fue denunciada para que se investigue si incurrió en tráfico de influencias, porque habría dado a conocer que un juez de la Suprema Corte de Mendoza le habría prometido meter preso al ex intendente Salgado. Lo hizo en un audio de WhatsApp que se filtró. El revuelo fue enorme, y habrían pretendido enmendarlo con otro audio, en el que Trigo daba una versión diferente "salvando" al juez de la Corte. Ambos audios eran levemente diferentes en su contenido, pero el trabajo habría resultado burdo. Al escucharlos, se nota con claridad que se trataría de la misma Norma Trigo, relatando dos veces el mismo hecho, con versiones distintas. Todo esto es investigado por el Ministerio Público Fiscal. En cualquiera de los dos audios, queda claro que la señora Trigo no tenía pruritos en comentar en su grupo de militantes y funcionarios que hablaba con un juez de la Corte para pedirle que metieran preso a Sergio Salgado. Hasta el día de hoy, no hay novedades en la investigación de este hecho de gravedad institucional, más allá de la culpabilidad o inocencia, o de los delitos que haya podido cometer o no Salgado.
Secundado por algunas personas realmente tenebrosas en sus manejos sociales y políticos, Nuarte consiguió silenciar a la prensa local de un modo que sólo se ve en las "formosas" argentinas. Festejó un fallo a su favor, con una extensa "conferencia" de prensa en la Municipalidad, en las que las "preguntas" de los medios locales darían vergüenza ajena en cualquier escuela de periodismo. De hecho, una de las primeras medidas que tomará la intendenta electa Flor Destéfanis, será una auditoría completa, para revisar los gastos -entre otros- de "publicidad" y prensa favorable.
Nos hemos ocupado casi en soledad de cuanto sucedía en Santa Rosa, durante esta gestión, como durante el mandato de Sergio Salgado. Como lo hicimos también desde que este diario nació en 2014, respecto del Caso Lobos, que terminó con varios ex funcionarios imputados, y el ex intendente de Guaymallén Luis Lobos y su esposa, condenados en primera instancia a prisión de cumplimiento efectivo.
Afecto a los pleitos judiciales, Marcos Nuarte demandó a este diario. También demandó a otras personas -del departamento- incluso a la propia Débora Quiroga, quien acaba de ganarle una demanda iniciada por el propio Nuarte. En nuestro caso, nos estamos defendiendo en la Justicia, como corresponde. Más seguros que nuca que hemos ayudado a poner luz a una trama de intereses y funcionarios oscuros, clientelismo político, y aprietes a los ciudadanos y la prensa.
En ocasiones, los caminos judiciales son misteriosos para quienes no abundamos en sus chicanas y recovecos. Aun así, puede que de vez en cuando la justicia sea ciega. No por imparcial, que debe serlo, sino por formalista e ignorante. Pero seguro, como decimos en el título de este editorial, que esa ceguera no es contagiosa, y que los ciudadanos saben lo que pasa en los pueblos. No hay muchas razones más, para explicar el resultado electoral en Santa Rosa.