Mauricio Sosa tiene 39 años y desde pequeño se dedicó al cartoneo. Cómo es su "día a día" en la calle. Pidió que la gente aprenda a separar la basura.
De vivir de la basura, al trabajo "en blanco"
La historia de Mauricio Sosa (39) eriza la piel. El hombre fue cartonero desde pequeño y ahora es recuperador urbano en la planta de residuos secos de Guaymallén. El trabajador admitió que se gana la vida como puede, que vive levemente por encima de la línea de la indigencia pero que de alguna manera, sostiene una vida digna.
Como recuperador urbano, el trabajo que realiza es exactamente el mismo que cuando cartoneaba, pero ahora está contenido dentro de una cooperativa de trabajo que le da un marco regulatorio a su actividad.
La falta de oportunidades lo marginó durante años. Como miles de personas que viven en la pobreza estructural, salir de ese lugar se hace difícil, cuando no, imposible: trabaja desde los ocho años y apenas pudo terminar la primaria en un CENS nocturno.
Su tarea es juntar cartón, botellas, aluminio y el resto de materiales secos que se envían a los "Centros verdes" para su selección y tratamiento. "Lo que la gente saca a la basura, nosotros lo ocupamos", contó. Trabaja con horario de entrada y salida y vive del material que logra vender.
El cartoneo es su trabajo y el modo de vida que encontró para mantener a su familia y no caer en la delincuencia. El trabajo no lo puede hacer solo, por eso pide a todas las personas que aprendan a separar residuos.
Familia de cartoneros
Mauricio trabajó siempre en la calle, con su carretela, en la zona de Villanueva y Dorrego. Toda su familia se dedicó a lo mismo porque, según cuenta, no había otra cosa para hacer.
Hoy es padre de una nena de 10 años que estudia en la primaria, pero su deseo es que pueda avanzar en el sistema educativo. "Ella me enseña a mí y quiero que pueda educarse para poder progresar", dejó caer en una entrevista con el programa Te digo lo que pienso que conduce Ricardo Montacuto por radio Nihuil.
La familia de Mauricio gana menos de 10 mil pesos por mes. Eso los ubica levemente por encima de la línea de la indigencia ($9.346,71 necesitó una familia para no ser indigente, según la DEIE). La esposa cobra la Asignación Universal por Hijo y en el barrio donde vive, la mayoría de las personas están viviendo situaciones críticas por la falta de empleo y porque no llegan a fin de mes.
Vive en una pieza de cuatro metros por cinco, donde está distribuida la cocina, el comedor y el dormitorio. "Es todo lo que puedo decir que es mío", dijo con la voz algo entrecortada por la emoción, en la entrevista radial.
Mauricio nunca tuvo un dólar en la mano y tampoco piensa tenerlo. Sin embargo, le llama la atención es que desde que subió la moneda estadounidense luego de las PASO, en la chacharita donde se reúnen sólo se habla de ese tema. "Nunca usamos dólares y pareciera que fuera lo único que interesara", contó.
En ese contexto de crisis, Mauricio se sincera: se hace difícil comprar todos los alimentos que necesitan para poder comer. "A veces hacemos torrejas de acelga para reemplazarla por carne y sino, hacemos unas papas fritas y vamos andando", lamentó.
Mauricio nunca cortó una ruta y probablemente nunca lo haga. "Porque no hay tiempo de amargarse ni llorar por un pasar mejor, la prioridad es el plato en la mesa y como sea hay que ganárselo", como dice la canción de Ataque 77. En su visión, la política es siempre lo mismo: todos hablan mal de todos y ninguno mira hacia adelante.
Con las necesidades que tiene, Mauricio también reconoce algunas acciones del Estado. Valoró al Intendente Marcelino Iglesias quien "le puso onda" al Centro verde y permitió que el edificio se instalara en la comuna cuando el resto de los departamentos le negó esa posibilidad.
En los centros verdes separan material seco y limpio que envían los generadores y los vecinos de la comuna. El material reciclado luego se vende a la industria.
Entiende que su actividad no se puede realizar en soledad, por eso le pide la colaboración a todos para lograr su cometido. "Necesitamos que la gente nos ayude para poder vender más", afirmó el hombre.
Tampoco esquiva su visión sobre la ecología. "Hay que hablar del tema ecológico. Tenemos que cuidar los recursos y la gente tiene que aprender a separar los residuos", concluyó.
El proyecto
Días atrás, el diario La Nación publicó un trabajo sobre los recuperadores de Guaymallén. Allí, contaron que la acción fue promovida en el marco de una alianza entre la firma Danone y la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo ( IRR), una plataforma creada en 2011 por la División de Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo ( BID), BID LAB, Coca Cola, PepsiCo, RedLacre y la Fundación Avina, convocada para desarrollar una solución al problema político-ambiental de cerrar el basural de Puente de Hierro y ayudar a un sector vulnerable y relegado a encontrar una salida laboral.
Además, consignó el medio que el 73,2% de los recuperadores mendocinos es hombre y el 73% es menor a 45 años. Y un 38% tiene entre 14 y 29 años de edad.