Gastón Gasparotti se inspiró en el trabajo del sacerdote argentino Pedro Opeka en Madagascar. En una entrevista contó cómo replicó el modelo en Argentina y pidió salir del asistencialismo.
Así es Akamasoa, el proyecto argentino que ayuda a salir de la pobreza
Gastón Gasparotti (31) nació en Santa Fe y a lo largo de toda su vida vio cómo creció la pobreza en Argentina. En la actualidad vive en Buenos Aires y es el fundador de Akamasoa Argentina, obra que se inspiró en el trabajo del sacerdote argentino Pedro Opeka con personas pobres en la isla de Madagascar. En una entrevista, contó cómo esa experiencia en África lo ayudó para sacar a argentinos de la pobreza total.
Gasparotti explicó que Madagascar es un infierno. La gente tiene una expectativa de vida de 53 años, viven con dos dólares al día, las deforestaciones provocan inundaciones y los niños peleaban con animales por comida de la basura. En este contexto, el padre Opeka desarrolló un sistema por el cual se levantaron ciudades, a través de la construcción de viviendas y se capacitó a las personas en diferentes oficios.
Gasparotti contó en el programa Te digo lo que pienso, que conduce Ricardo Montacuto por radio Nihuil que creó la fundación Akamasoa Argentina para replicar este modelo de ayuda en Argentina.
En su visión, en 50 años, la pobreza en el país se multiplicó por 10 por lo que consideró que "hay que darle darles herramientas a las personas de sectores vulnerables para que puedan terminar los estudios y capacitarse".
Akamasoa significa "los buenos amigos". El hombre contó además que su fundación aborda otros elementos como la desnutrición en los sectores bajos y la forma de combatirla.
Según comentó, a través de un proyecto de viviendas quieren sentar las bases para mejorar las capacidades de los vecinos de los lugares marginados. "Trabajamos desde la niñez hasta el final. Nuestro proyecto tiene una mirada a 30 años y tenemos una premisa fundamental: preferimos que nos echen a que nos regalen algo", sentenció Gasparotti.
Por último, comnentó que hay que "enseñar a pesar y salir de la lógica asistencialista".
"El asistencialismo te pone de rodillas. Por eso hay que ayudar sin asistir. Si se hizo en lugares extremadamente pobres, es una vergüenza que no se realice en este país", concluyó.