Las consultas por consumo problemático se han triplicado y los chicos toman cada vez más. Un problema de base cultural que compromete a las próximas generaciones.
"Cachuña y Pajarito": así se embriagan los pibes con alcohol barato
Es de noche y salís de un edificio en las inmediaciones de la Peatonal Sarmiento. El primer obstáculo será sortear la humanidad de una persona en estado de "fisura" total, atravesado en la puerta.
Ya al ganar la vereda, un vaho de olor a orina te golpea la cara. De madrugada, las pérgolas del paseo Sarmiento ofician de baño público y aposento de la resaca.
Seguís caminando y al llegar a la Plaza Independencia ves grupitos de pibes con las encías todavía calientes por los dientes cambiados, que toman jugo en caja. Pero no, estimado lector, no crea que los pibes comparten una bebida de soja. Lo que toman es algo que en la jerga que se conoce como "cachuña": alcohol medicinal, ese que le venden en la farmacia, y jugo.
Según el relato de los vendedores de bebidas alcohólicas de la zona, los pibes y los adultos alcohólicos que merodean por la calle, recurren a este brebaje por dos motivos: porque no les venden bebidas y porque es barato.
¿Esto es una novedad? ¿Un fenómeno de los tiempos actuales? No. Es un "truco" viejo como la Biblia pero lo que es un dato (y preocupante) es el aumento del consumo de alcohol en menores de 18 años, en embarazadas y en adultos deprimidos y acorralados por la realidad.
El doctor Sergio Saracco, especialista en toxicología y director del Observatorio Salud Publica y Problemáticas de Consumo señaló que, según los datos de Sedronar, se ha triplicado este año las consultas por consumo problemático de alcohol. Pero además, estima que el problema puede ser mayor ya que no hay mediciones precisas. Los últimos datos se publicaron en 2017 y corresponden a 2016.
Las cifras recientes indican que en Mendoza el 77% de los chicos menores de 18 años consumen alcohol en forma abusiva. De ese porcentaje, la mitad se da "atracones" de alcohol: consumir bebidas con más del 50% de graduación alcohólica en poco tiempo, para embriagarse rápido.
Para ejemplificar esto, 100 mililitros de fernet equivalen a un 1 litro de cerveza. Por esto los chicos eligen esta bebida de hierbas, junto con el otro rey de la noche: el vodka, que tiene una graduación alcohólica del 55%.
¿Y cómo se financian? Una botella de vodka, de las más baratas, cuesta alrededor de 200 pesos. Una caja de jugo, ronda los 40 pesos. Muchos chicos, que disponen de poco dinero porque sus padres no les dan o porque son de bajos recursos, optan por el alcohol medicinal comprado en la farmacia y el jugo. Una opción tan económica como degradante para la salud.
El consumo de alcohol en adolescentes causa graves daños en el desarrollo cognitivo y en la conducta, dejándolos vulnerables a sufrir accidentes viales y a tener relaciones sexuales sin cuidado.
Por otro lado, hay estudios recientes que señalan que el consumo de alcohol durante la adolescencia daña la plasticidad del cerebro, que es la capacidad de modificar sus estructuras al acceder al aprendizaje de cosas nuevas.
Durante los picos de plasticidad, el cerebro crea nuevas conexiones neuronales que serán clave para el desarrollo y para convertirse en adultos funcionales y para si mismos y para la sociedad.
Pajarito
Desde antaño el alcohol ha sido un compañero oscuro de las almas deprimidas y angustiadas. Sin embargo, las cifras son contundentes. En medio de la crisis que atraviesa el país, las consultas se han triplicado.
Y en este punto, la maña para seguir bebiendo y achicar el gasto vuelve a aparecer. No solo aumenta la "cachuña" sino también las bebidas fermentadas en forma casera, a partir de una fruta u otro alimento con azúcar. Esta práctica es muy común en las cárceles. En la jerga se llama "pajarito" y consiste en una bebida que se obtiene de una fruta fermentada al sol, mezclada con azúcar.
Síndrome de alcoholismo fetal
El doctor Saracco señala que el problema tiene una base cultural: la sociedad no contempla el alcohol como una sustancia de alto riesgo. A partir de ahí, muchas mujeres embarazadas no dejan de beber durante los nueve meses de gestación. Por el contrario, creen que el consumo moderado no afecta al niño.
Sin embargo, esto es un error. El alcohol durante la gestación compromete seriamente al bebé: "La madre que toma frecuentemente alcohol se alimenta mal y por lo tanto no nutre bien a su bebé también puede haber deshidratación ya que generalmente no toma otro tipo de bebidas. El sistema hormonal de una madre que toma alcohol se ve afectado, especialmente en el funcionamiento de la placenta, lo que provoca que el transporte de nutrientes, oxígeno, y desechos no sea el adecuado. Por el efecto directo del alcohol sobre las células fetales, produciéndose alteraciones en el cerebro del feto y en casi todas las células", explicó Saracco.